POV Omnisciente
Victorville, California
Silverado High School
15 años atrás
Después de un largo día de entrenamiento, dos chicas se dirigían hacia el estacionamiento a la camioneta de una de ellas. Ambas chicas eran pareja; una de ellas era la Quarterback del equipo de los Bulldogs y la otra era la capitana de las porristas.
-Has estado en silencio desde que salimos de la práctica, ¿todo está bien?
No hubo una respuesta.
-Vamos, escúpelo, ¿estás enojada por algo? –enarco una ceja.
-Sabes porque, no entiendo porque lo ignoras.
-Oye, se especifica porque no lo entiendo –detuvo sus pasos.
-Siempre dejas que te coqueteen y yo solo soy la novia tóxica y loca.
La Quarterback no pudo evitar reír.
-¿Por qué se supone que eres la novia tóxica y loca? –la miro divertida.
-¿No crees que lo soy? –enarco su ceja y se cruzó de brazos.
-No. Eso nunca ha pasado por mi cabeza –contesto entre risas. –Y respondiendo tu afirmación de hace un momento, yo no dejo que me coqueteen, simplemente las dejo creer que es así.
-¿Y por qué?
-La última vez que hice algo, no me hablaste durante una semana hasta que me disculpe con la chica por golpearla en el ojo por casi besarme.
La porrista rodo los ojos.
-¿Ves? Si soy tóxica.
La Quarterback volvió a reír.
-Si tú te ves de esa manera eso es tu problema, pero yo no te veo así.
La porrista golpeo fuerte con su pie en el pavimento, y descruzando sus brazos se acercó a su novia envolviendo sus brazos alrededor de su cuello. La Quarterback sonrió y enredo sus brazos alrededor de la cintura de su novia y la acerco lo más posible a su cuerpo antes de inclinarse y capturar sus labios en un suave y lento beso.
-Yo nunca haría algo para lastimarte, Any, por favor, confía en mí –dijo al romper el beso.
Anahí estaba por responder cuando alguien hablo a sus espaldas.
-Hola Dul, ¿ya nos vamos?
Aquella melosa voz hacia que todo el interior de Dulce se revolviera y le dieran ganas de vomitar, mientras a Anahí le daban ganas de matarla.
-¿Irse? ¿A dónde? –Anahí se alejó a su novia y miro detrás de ella.
Julieta Braniff pertenecía a las porristas del equipo de futbol soccer. La chica estaba detrás de Dulce desde el primer año de secundaria, pero la pelirroja siempre la rechazaba aunque esto no disminuía el interés de Julieta y eso molestaba demasiado a Anahí.
-Dulce y yo vivimos cerca, mi auto no funciono hoy y ella acepto llevarme a casa.
-¿Yo acepte? –la miro confundida. – ¿Cuándo?
-En los vestidores, te pregunte y me dijiste que sí.
Dulce rió.
-Traía puesto audífonos, no creo que te haya respondido a tu pregunta.
-Me iré a casa –interrumpio Anahí.
-Any, espera, te llevare.
-No cabemos las tres –miro de Julieta a la pelirroja.
-No voy a llevarla.
-Deberías –dijo y después comenzó a alejarse.
-Any, es tarde, y yo prometí llevarte.
-Puedo caminar.
-Sé que puedes caminar, pero ya es tarde.
Anahí no respondió.
-¡Any!
-¡Déjame!
-Gracias por eso, ahora estará molesta toda la semana –miro mal a Julieta.
La chica estaba por responder cuando se escucharon disparos y de un momento a otro una camioneta negra apareció, la puerta se abrió y bajaron dos tipos vestidos completamente de negro y con un pasamontañas en la cabeza, por lo cual solo se les lograba ver los ojos. Uno de los tipos sujeto a Anahí y el otro le cubrió la cabeza y la subieron a la camioneta.
-¡Duce! –grito la rubia con desesperación.
-¡Anahí!
Dulce subió a su auto y los siguió cuando vio la camioneta alejarse. Después de varios metros de distancia, la camioneta se detuvo en un callejón, un tipo bajo y comenzó a disparar al auto de la pelirroja, abrió la puerta y saco a la chica, y cuando iba a dispararle a la cara, Dulce lo golpeo entre las piernas haciéndolo soltar el arma, se le fue encima y comenzó a golpearlo, el tipo logro quitarla de encima de él, la pateo varias veces en las costillas, cara, le disparo en el hombro, y cuando estaba por dispararle a la cabeza, las sirenas de las patrullas se escucharon a lo lejos, así que corrió de nuevo a la camioneta, subió y la camioneta se alejó a toda velocidad.
Tiempo Presente
Sacramento, California
BIC (Buro de Investigación de California)
15 años después
-¡Any! –grito la pelirroja entre lágrimas.
La pelirroja se limpió el sudor y las lágrimas. Se orientó y se dio cuenta que se había quedado dormida.
-Lamento molestarla, Jefa, le traje su café –su secretaria golpeo suavemente la puerta antes de entrar.
-Gracias, Kate –sonrió.
-¿Todo bien?
-No estoy durmiendo bien, pero eso ya no es ninguna sorpresa –suspiro. –Por favor, dile a la doctora Vanderwaal que venga a mi oficina.
-En seguida, jefa –sonrió.
La secretaria salió de la oficina y llamo al laboratorio pidiendo a la Doctora Vanderwaal ya que la agente Espinosa la necesitaba.
-¿Me llamaste?
Una pequeña morena se encontraba recargada en la puerta de la oficina de Dulce momentos después.
-Necesito que me des algo para dormir sin que me den pesadillas.
-Dul, ya lo hablamos, no voy a drogarte.
-Bien, ya conseguiré alguien que lo haga.
La morena rió.
-Alison tampoco lo hará, Emily le dijo que si lo hacía le pediría el divorcio sin oportunidad de objetar.
Dulce suspiro.
-¡Fields! –grito.
Pasos apresurados se escucharon por el pasillo, y segundos después una morena alta apareció en la puerta de la oficina.
-¿Qué sucede?
-Dame 100 –pidió.
La morena alta rió.
-Te puedo dar 500 todos los días si eso quieres, pero no dejare que mi esposa te drogue.
-Bueno, dame 500 –señalo al suelo.
Emily se encogió de hombros, se acostó de pecho en el piso y comenzó a hacer lagartijas.
-¿Dónde está Jauregui?
-Camila le prohibió que te diera Marihuana, dijo que si lo hacía estaría en abstinencia dos meses, y después de eso se lo cortaría y le pediría el divorcio –hablo Emily sin interrumpir su ejercicio.
Dulce rodo los ojos.
-En serio, ¿todas están en mi contra?
-No, Dulce, nos preocupas y solo intentamos ayudarte.
-Pues ayúdenme.
-Lo haremos, pero no dándote drogas –contesto Mona.
-¿Qué es lo que tienes? –pregunto Emily.
Dulce suspiro.
La pelirroja se levantó de su silla, abrió la puerta que estaba al lado del baño y ahí se encontraba otra pequeña oficina la cual siempre era cerrada con llave y candado, la cual solo Dulce podía abrir.
Mona salió de la oficina y segundos después todo el equipo de Dulce estaba en esa oficina.
-Emily, ya levántate porque si tu esposa entra por esa puerta me va a querer matar –Dulce la miro.
-Ya quiero matarte –hablo Alison mostrando su arma.
Dulce no pudo evitar sonreír ante eso, pero aun así alzo sus manos.
-Chicas, péguense a las paredes, déjenla libre –pidió a las demás. –Emily, ponte de pie.
Todas hicieron lo que se les pidió.
-Hagamos esto divertido, un combate mano a mano, ¿aceptas?
-Bien –sonrió la rubia.
-Tu arma y placa en el suelo…
-Pero nunca tan lejos de mí, lo sé –interrumpio.
-Creo que eres la única que me escucha.
-¡Oye, nosotras también te escuchamos! –las demás se quejaron a excepción de Emily quien solo se pudo reír.
-¿Por qué se ponen celosas? Aprendan de Emily que solo se ríe.
-Bueno, halagas a mi esposa, ¿Por qué tendría que ponerme celosa? –la miro divertida.
-No eres esposa tóxica, muy bien –se burló Mona.
Las chicas rieron.
-Siempre dejas que te coqueteen y yo solo soy la novia tóxica y loca.
La Quarterback no pudo evitar reír.
-¿Por qué se supone que eres la novia tóxica y loca? –la miro divertida.
-¿No crees que lo soy? –enarco su ceja y se cruzó de brazos.
-No. Eso nunca ha pasado por mi cabeza –contesto entre risas. –Y respondiendo tu afirmación de hace un momento, yo no dejo que me coqueteen, simplemente las dejo creer que es así.
-¿Y por qué?
-La última vez que hice algo, no me hablaste durante una semana hasta que me disculpe con la chica por golpearla en el ojo por casi besarme.
La porrista rodo los ojos.
-¿Ves? Si soy tóxica.
La Quarterback volvió a reír.
-Si tú te ves de esa manera eso es tu problema, pero yo no te veo así.
La porrista golpeo fuerte con su pie en el pavimento, y descruzando sus brazos se acercó a su novia envolviendo sus brazos alrededor de su cuello. La Quarterback sonrió y enredo sus brazos alrededor de la cintura de su novia y la acerco lo más posible a su cuerpo antes de inclinarse y capturar sus labios en un suave y lento beso.
Dulce no pudo evitar mirar hacia la pizarra en donde se podía ver bien una foto de Anahí.
Alison tomo la distracción de Dulce como una señal y corrió hacia ella, y cuando estaba por taclearla, Dulce se hizo a un lado, la golpeo en la pantorrilla y la hizo caer de rodillas.
-Alison, pensé que me escuchabas –la miro seriamente. –Te he dicho que si alguien esta distraído y quieres taclearlo, golpeas primero en su punto de equilibrio.
-¡Maldición!
Dulce sonrió.
-Pude haberte derribado.
-¿En serio? –enarco su ceja.
-Ali ella…
-No, déjala probar su punto –interrumpio la pelirroja.
Dulce le dio la espalda y Alison se alejó, después volvió a correr hacia ella, Dulce la vio por su vista periférica pero no se movió pero si sintió cuando Alison subió a su espalda, así que la sujeto fuerte por los muslos.
-¿Qué demonios?
-Era Quarterback, Ali, era obvio que iba a poder sostenerte –señalo Lauren una foto en donde estaba Dulce con su uniforme de americano.
Alison bajo de la espalda de Dulce.
-¿Eras Quarterback? –enarco su ceja. –Y de seguro ella era la capitana de las porristas, ¿cierto? –la miro burlona.
Dulce sonrió.
-Any era una porrista, eso es cierto, pero no era cualquier porrista.
-Estabas enamorada de ella, es obvio que digas eso.
Dulce rió.
-¿Qué tienes contra las porristas?
-No soy amiga de ellas.
-Normalmente la Queen B y la capitana de las porristas es la misma persona.
-Sí, bueno, no Alison DiLaurentis.
Dulce rió suavemente al escuchar eso.
-Any no solo era mi novia, también era mi mejor amiga –suspiro.
-Y bueno, ¿Qué es todo esto? –pregunto Emily.
-El caso que me hizo ser policía –contesto. –Por cierto, ¿Dónde está Spencer? –miro a sus agentes.
-Aquí –dijo una castaña alta entrando a la oficina. –Lo siento, Aria tenia cita en el obstetra.
-No te preocupes –dijo Dulce.
-¿Y qué es esto? –Spencer miraba a su alrededor.
-Hace 15 años atrás, secuestraron a mi novia. Ambas salíamos de la secundaria después de un largo entrenamiento. Como ya dije, yo era Quarterback y ella la capitana de porristas. Intente seguirlos cuando la subieron a la camioneta, pero en un callejón oscuro se detuvieron, uno de ellos bajo y comenzó a disparar hacia mi auto, me bajo del auto e iba a dispararme a la cara, lo golpee entre las piernas haciéndolo soltar el arma, me le fui encima y comencé a golpearlo, el logro quitarme de encima, me pateo reiteradas veces en las costillas, en la cara, me disparo en el hombro, y supongo que quería matarme porque me apunto a la cabeza, pero al escuchar las sirenas de las patrullas el volvió a la camioneta y huyeron del lugar.
Las demás se miraban sin saber que decir.
-Desde entonces no he dejado nunca de buscarla.
-¿La policía cerro el caso? –pregunto Mona.
-Después de un año cerraron el caso ya que dijeron que tal vez ya estaba muerta.
-¿Y tú armaste esto a los 15? –Mona estaba impresionada.
-Mis neuronas funcionan bien, tal vez no como las tuyas, tu esposa, Lena y Spencer, pero me funcionan para poder haber armado eso.
-Supongo que por eso eras la Quarterback –dijo Mona.
Dulce solo sonrió.
-Definitivamente la amabas –dijo Jade observando la pizarra.
-Aun lo hago –fue sincera.
Las chicas la miraron con una sonrisa triste.
-Yo iba a llevarla a casa, algo sucedió y se puso molesta y decidió caminar, intente convencerla para que no se fuera pero ella era bastante terca. Se alejó y yo ni siquiera me moví de mi lugar.
-No fue tu culpa, Dul –Mona poso su mano en el hombro de la pelirroja.
-Debí sujetarla y subirla a mi maldito auto. Pero no, me quede como idiota y la deje alejarse. Debí hacer más.
-Lo hiciste y casi mueres –dijo alguien a sus espaldas.
-Ahí estas, pensé que fingirías estar herida para siempre –dijo Dulce a aquella rubia.
-¿Qué haces aquí? Te dije que tenías que estar en reposo –Mona la miro molesta.
-Estoy bien, cariño –sonrió antes de dejar un casto beso sobre sus labios.
-Bien herida –se burló Dulce.
La rubia rodo los ojos.
-Te cubrí las espaldas, sigo esperando mi gracias.
-Sí, cuando vuelvas a desobedecer mis órdenes, recuérdame ponerte una bala en la cabeza.
-¿Acaso querías morir? –enarco su ceja.
-Son gajes del oficio –se encogió de hombros.
-Dulce –Alison la miro seriamente.
La pelirroja solo alzo sus manos en señal de inocencia.
-¿Tay? Pensé que estabas en reposo –Alison la miro.
-Mona me envió foto de esto –señalo hacia la pequeña pizarra cerca de la pared–, así que traje esto, supuse que lo necesitarías –le entrego unos documentos a Dulce.
-¿Qué es esto? –Dulce los tomo y comenzó a hojearlos.
-El archivo completo de varios secuestros que sucedieron ese mismo año con un patrón parecido –explico.
-¿Cómo conseguiste esto tan rápido? –enarco su ceja.
-No debería de sorprenderte tanto, ya sabes que mi familia tiene muchas influencias.
-Gracias por esto –sonrió.
-Un placer –también sonrió. –Esto es una base, Dulce –señalo el pizarrón–, pero necesitamos más. Así que tú eres el único testigo.
-Lo sé, pero la última vez que me interrogaron no lograron mucho.
-Lo imagino, pero tú tienes un propósito y tu objetivo es encontrarla viva o… –guardo silencio.
-Puedes decirlo.
-Muerta.
-Ali puede llamarme loca enamorada o estúpida, pero aun siento que sigue viva.
-Dul, yo te puedo molestar todo lo que quiera, pero no entiendo lo que es perder a la persona que se ama, pero si me pasara algo como lo tuyo, tampoco dejaría de buscar –dijo Alison.
-Sientes el corazón, puedes escucharlo latir, pero… no le encuentras funcionalidad más que mantenerte con vida aunque sientas morir a cada respiración –la miro a los ojos.
Su voz no era entrecortada, sus ojos no estaban llenos de lágrimas, pero el tono de sus palabras les desgarro el corazón.
-Si lloras, si te rompes, no es malo –dijo Taylor.
-Pero tampoco me la traerá de vuelta.
Taylor asintió.
-¿Solo estaban ustedes en el estacionamiento? –Mona interrogo.
Dulce suspiro.
-No.
-¿Quién más estaba? –pregunto Mona.
Dulce suspiro.
-Déjame adivinar –intervino Alison. –Dices que algo sucedió que la puso molesta, lo que la hizo alejarse, y lo único que puede provocar algo así es un tercero en discordia. Eras la Quarterback, así que supongo que tenías varias chicas detrás de ti pero una era demasiado insistente que provocaba los celos de Anahí, y no porque le hicieras caso a la chica sino porque sus inseguridades ganaban.
-Sí, lo explicaste mejor de lo que yo lo hubiera hecho.
Alison sonrió.
-¿Cómo se llamaba la otra chica?
-Julieta. Julieta Braniff.
-Qué bueno que no era Montesco –bromeo Alison.
Dulce rió.
-Capuleto. Julieta era Capuleto –corrigió.
-Lo sé –sonrió. –Pero quería comprobar que tan romántica eres –se burló.
Dulce rodo los ojos.
-La mayoría ha leído Romeo y Julieta, es una obra bastante popular.
-Pero no cualquiera ha hecho la obra de Romeo y Julieta –rió, mostrándole una foto en donde estaban los alumnos disfrazados para dicha obra, y en medio de todos los alumnos, Dulce abrazaba a cierta rubia por la espalda.
Dulce también rió.
-Any me convenció, no quería obtener el papel de Julieta si alguien más obtenía el papel de Romero.
-¿Por qué?
-Any era muy tímida, así que normalmente se le olvidaban las líneas si estaba con personas con las que nunca había cruzado una palabra.
-¿Cómo obtuvo su papel de capitana en las porristas?
-Su mejor amiga le tendió una trampa y le dijo que la quería como sub-capitana, Any lo medito mucho antes de aceptar, y cuando acepto, Angelique le dice que era la capitana –explica. –Any estaba muy molesta, pero estar en las porristas la ayudo mucho a mejorar su confianza y autoestima.
-¿Su relación como fue a partir de esto?
-Nos conocemos desde niñas, sus padres se mudaron a la casa que estaba al lado de la de mis padres, y ambos jardines estaban conectados y en medio había una linda casita del árbol.
Las chicas sonrieron.
-Nuestra relación era buena, si, teníamos ciertas diferencias a veces, eso es muy cierto, pero nunca fueron por chicas o chicos, más bien era por mi temperamento y ella a veces llegaba a ser un poco… explosiva.
-¿Explosiva?
-Any era tímida, eso es cierto, pero cuando se siente acorralada y sin ninguna salida, se pone bastante a la defensiva y actúa sin pensarlo dos veces.
-Es normal en una chica bastante tímida –Alison dijo.
-Anahi fue intimidada durante la escuela primaria al parecer –Taylor leyó el expediente de la rubia. –Y tú fuiste a detención varias veces, y también fuiste expulsada de tres escuelas por agredir a los agresores de Anahí –miro a la pelirroja.
-Mi temperamento nunca ha sido bueno, y mucho menos cuando molestaban a Anahí.
-Así que siempre fuiste su salvadora –Alison la miro con una sonrisa divertida.
-A ti te divierte, mis padres estaban muy molestos por cambiarme de escuela tres veces y que la “culpable” fuera Anahí.
-¿No les agradaba?
-Al principio sí, cuando comencé a meterme en problemas por protegerla querían que me alejara de ella.
-Incluye a los padres de Dulce como sospechosos –ordeno Alison.
-Tengo fotos de ellos en el cajón de abajo –miro a Taylor.
Taylor se acercó y saco las fotos.
-¿Ya sospechabas de ellos? –Alison enarco su ceja.
-Solo tomaron a Anahí y se fueron, ¿por qué? Normalmente toman a todos los presentes, pero parecía que esto era planeado.
-Por eso sigues pensando que Anahí sigue viva –hablo Taylor.
-Exactamente.
-¿Tienes fotos de Julieta? –pregunto Emily.
-Yo no seguiría viva si eso fuera así –respondió Dulce.
Todas rieron.
-Pero también la investigue, así que si quieres una foto de ella, era la capitana de las porristas del equipo de futbol soccer, tiene una foto en el anuario, sección de deportes.
-¿Ser porrista es un deporte? –comento una pelinegra.
-Claro que lo es –contesto Dulce. –Jade, que creas que solo hacen piruetas y mueven pompones, créeme, eres una ignorante y yo me equivoque al escogerte para mi equipo.
-Solo fue un comentario.
-Mi amor, no hagas ese tipo de comentarios, o créeme, hare que Dulce te ponga a hacer coreografías afuera de la estación –cierta morena medio latina advirtió.
-No serias capaz.
-No me retes, Jadelyn –enarco su ceja.
Dulce rió.
-Definitivamente me agrada esa idea –hablo. –Gracias Tori –sonrió.
-Te odio –murmuro Jade.
-El sentimiento es mutuo, West –sonrió divertida.
Jade rodo los ojos.
-Bueno, tenemos tres sospechosos –hablo Tori.
-Ahora solo necesitamos saber el “¿Por qué?” la querían fuera de mi vida –dijo Dulce.
-Julieta te quería para ella –hablo Jade.
-Eso es cierto, pero la razón no tiene tanto peso.
-¿Sientes que hay más? –pregunto Mona.
-Hay más, eso es seguro –aseguro.
Todas asintieron.
-Pero nunca he dejado de pensar que ella es sospechosa.
-¿Llegaron a vivir juntas? –pregunto Spencer.
Las mejillas de Dulce se sonrojaron y Alison no pudo evitar reírse.
-Vaya, viviendo con tu novia a los quince, por supuesto que mamá y papá iban a detestarla –se burló.
-¿Cuándo comenzaron a vivir juntas? –pregunto Mona.
-Yo no lo llamaría vivir juntas, pero varios reclutadores me vieron jugar en el primer partido de mi primer año, así que me ofrecieron tratos muy buenos y uno de esos venía con un departamento.
-¿Aceptaste por el departamento? –Taylor enarco su ceja.
-Uno de los reclutadores era uno de los mejores amigos del padre de Anahí, así que me regalo el departamento si por lo menos pensaba en su oferta, así que acepte.
-Entonces comenzaron a pasar tiempo en ese departamento, y tus padres no estaban tan de acuerdo, y más si estaban perdiendo a su pequeña hija.
-Exacto –asintió Dulce. –Y más porque pensaba aceptar el contrato, yo no tenía la edad para manejarme sola pero iba a hacer que Enrique Puente fuera mi representante.
-Enrique Puente es el padre de Anahí, ¿cierto? –Spencer la miro.
-Así es.
-Dulce, entre más nos vas dando todo, mas tus padres cruzan la línea de sospechosos y corren hacia la de secuestradores –Alison la miro seriamente.
-Lo sé, lo pensé varias veces pero nunca he obtenido el “por qué”, por eso nunca cruce la línea de arrestarlos e interrogarlos.
Alison suspiro.
-El caso no es fácil, pero ellos sabían o veían algo que tu no, así que vamos a tener que revisar el apartamento donde pasaban tiempo juntas.
-Nunca volví ahí –admitió.
-¿Por qué no? –pregunto Jade.
-Por cómo me encontraron pase cuatro meses en el hospital hasta que me recupere por completo, y cuando salí del hospital no volví, no podía hacerlo sabiendo que ella no estaría ahí.
-No necesitas estar, solo necesitamos las llaves –dijo Tori.
-¿Desde cuándo necesitamos las llaves? Siempre usamos el fuerte pie de Jade –miro a la pelinegra con una sonrisa.
Jade sonrió.
-¿Quieres que usemos mi pie? –enarco una ceja.
-No, si Any está muerta, esa mujer regresara de donde quiera que este y me asesinara por la noche si arruino la puerta, así que usen las llaves –abrió su cajón y saco las llaves poniéndolas sobre la mesa.
-¿Peter Pan? –Mona enarco su ceja mientras miraba el llavero.
-Era su película favorita.
-¿Color favorito?
-El rosa.
Alison rió.
-Claro que sí.
-Debiste verla en secundaria con sus amigas, tenían un saludo, era… un poco vergonzoso para mí.
-¿Participabas? –la miro burlona.
-Por supuesto que no, y a veces eso hacía que tuviéramos discusiones.
-Toda una niña de mami y papi.
-Es la hija menor, supongo que es por eso –contesto Dulce. –Tú también eres la hija menor, ¿no? –la miro con burla.
Alison rodo los ojos.
-Voy a disparar a esa bonita puerta.
-Sé que lo harás, y las reparaciones saldrán de tu cheque –sonrío.
-Pero mi satisfacción será que Anahí te visite por las noches.
-Espero sea de una buena manera.
-Qué asco.
Dulce rió.
-Espera, ¿no te has acostado con nadie en quince años? –la miro sorprendida.
-¿Por qué te sorprende eso? –enarco su ceja.
-Es solo… imposible.
-Pero no lo es –respondió. –Parece imposible, entiendo porque, pero el sexo no lo es todo en mi vida, pero Anahí siempre lo va a ser.
Alison no sabía que responder a ello.
-Ahora vamos –tomo su saco, placa y celular.
-¿A dónde?
-A mi departamento, les di las llaves pero no saben dónde está –Dulce salió de la pequeña oficina y las demás la siguieron –Por cierto, son seis horas y treinta y siete minutos de camino, espero lo soporten.
-¿¡Qué!? ¿¡Seis horas y treinta y siete minutos!? –grito Lauren horrorizada.
-Aguántate, Lauren, no vas a morirte –dijo Jade.
-Tengo hambre –se quejó la ojiverde.
-Comeremos en el camino, lo prometo –dijo Dulce mientras cerraba la oficina con llave y después coloco el candado.
Las chicas se miraban sin decir nada, subieron por parejas a las camionetas y siguieron a Dulce.
(…)
Victorville, California
Horas más tarde
Departamento de Dulce y Anahí
Las chicas llegaron a Victorville después de seis horas y treinta y siete minutos de viaje, seis paradas para comer y comprar provisiones dada las muchas quejas de Lauren.
-Es aquí, departamento 29, piso seis.
-¿Segura que no quieres entrar? –pregunto Lauren.
-El trabajo me hace ser fuerte, Lauren, pero no lo soy.
-No tardaremos –dijo Alison.
Lauren bajo de la camioneta de Dulce y siguió a Alison y las demás hacia el departamento de Dulce y Anahí.
-Esto se siente bastante raro –dijo Taylor.
-Apoyo eso –dijo Mona. –Espera, Ali, antes de entrar, ¿Qué esperamos encontrar?
-El indicio de porque querían a Anahí fuera de la vida de Dulce –respondió Alison.
Alison abrió la puerta y entraron al departamento, notando que se encontraba demasiado limpio y cuidado a pesar de que hace quince años nadie vivía ahí.
-Demasiado limpio –opino Taylor.
-¿Podemos ayudarlas? –preguntaron a sus espaldas.
Las chicas desenfundaron sus armas y rápidamente apuntaron hacia dichas voces, encontrándose frente a ellas a tres chicos bastante apuestos.
-¿Quiénes son ustedes? –pregunto Alison enarcando su ceja.
-Christopher Uckermann, Alfonso Herrera y yo soy Christian Chávez –presento el chico con el cabello de color azul, quien tenía sus manos arriba al igual que los otros dos.
-Ustedes son el equipo de Dulce, ¿cierto? –pregunto el chico pelinegro.
-Lo somos –asintió Lauren.
-Pueden bajar las manos –dijo Spencer. –Bajemos las armas –miro a sus compañeras.
Las chicas comenzaron a bajar sus armas a excepción de alguien.
-¿Cómo supiste que somos el equipo de Dulce? –Alison lo miro con desconfianza.
-La pelirroja loca no le cedería a cualquiera las llaves de este lugar, mucho menos si tiene bastante que no viene –dijo Ucker.
-Manos a la cabeza y de rodillas –se escuchó la voz de Dulce detrás de él.
Ucker sonrió e hizo lo que se le pidió.
-Repite lo que dijiste.
-¿Lo de pelirroja loca? –el tono burlón palpable en su voz.
-¿Qué hacen aquí? Yo nunca se los pedí –miro seriamente a Christian y Alfonso.
-Dul, escucha, no volviste, ni siquiera después de que te dieron el alta –respondió Alfonso.
-¿Y por eso irrumpieron en mi apartamento?
-Dul, eso no es así –Chris la miro.
-¿Entonces que es, Christian? Explícamelo –su tono de voz era serio.
-Estas molesta, lo entendemos –dijo el chico de pelo azul –, pero debes darnos un poco de crédito.
-No, no lo hare.
-Dulce…
-¡Cállate! –grito. – ¡Los tres contra la pared! ¡Ahora!
Rápidamente se colocaron contra la pared dándole la espalda y con sus manos sobre sus cabezas.
-Ustedes, hagan lo que venían a hacer –miro a su equipo.
-Como ordenes, Jefa –hablo Spencer.
Las chicas comenzaron a entrar a las habitaciones y comenzaron a revisar las pertenencias de Anahí.
-No hay mucho aquí, solo su ropa y maquillaje –dijo Taylor.
-¿Ese es su maquillaje? Pensé que lo vendía –Emily rió.
Alison miro a su esposa y enarco su ceja.
-¿Qué? Ni tú tienes tanto –se defendió.
Alison y Mona rieron.
-Eso es lo que piensas –se burló Mona.
Emily las miro confundida pero ambas chicas la ignoraron.
Mona fue hacia el baño para ver si podía encontrar algo ahí.
-Ali, ven un segundo –llamo Mona.
Alison fue hacia el baño en donde la pequeña morena se encontraba revisando el botiquín, y encontró a Mona sosteniendo algo en sus manos.
-¿Qué es eso?
-Varias pruebas de embarazo.
-Dios, espero no sea lo que estoy pensando.
-Chicas, vengan aquí –llamo Tori.
Mona y Alison salieron del baño y se acercaron a la medio latina, quien se encontraba revisando el armario de la habitación.
-¿Qué encontraste, Vega? –pregunto Alison.
-Solo yo puedo llamarla así –se quejó Jade.
Las chicas rieron.
-Tranquila, no es como si quisiera acostarme con ella –se burló la ojiazul.
-Escuchaste eso, Fields, tu esposa se quiere acostar con la mía –la pelinegra miro a Emily.
Emily rió.
-No creo que eso sea así –se burló.
-Eso se llama confianza, Jade, deberías intentarlo –Alison también se burló.
Jade rodo los ojos.
-Gracias por la confianza, West –Tori rodo los ojos. –En fin, miren lo que encontré –mostro una bolsa de regalo.
-¿Bolsa de regalo? –Mona enarco su ceja.
-Mira el interior –se la dio.
Mona reviso la bolsa y todas notaron como su tez palideció.
-¿Qué es? –Alison tomo la bolsa mirando el interior. –Dios mío, esto la va a volver loca –suspiro.
-¿Qué es eso? –escucharon la voz de Dulce a sus espaldas.
Todas saltaron del susto al escuchar la voz de su jefa.
-Dul –Lauren la miro asustada.
-Denme –extendió su mano.
Todas se miraron antes de que Alison le diera la bolsa de regalo. Dulce reviso el interior y sintió todo darle vueltas. Salió de la habitación y camino hacia los chicos que aun esperaba en la sala con sus manos en la cabeza, pero ahora estaban sentados en el sofá.
-Explíquenme eso –les aventó la bolsa a sus regazos.
Los chicos se miraron sin saber que decir.
-¿No van a revisar que hay? –enarco su ceja.
-Dul…
-Ya saben que hay, ¿cierto? –los interrumpio.
-Dul, escucha…
-¿Escuchar qué? –los miro dolida. –Ustedes sabían que ella estaba embarazada y se quedaron callados, ¿Por qué?
-Por tus padres –contesto Christian.
-¿Qué tienen que ver ellos?
-Tus padres sabían que Any estaba embarazada –respondió otra voz.
Dulce miro detrás de ella y se encontró con Angelique Boyer, la mejor amiga de Anahí, y también con Maite Perroni, la esposa de Angelique.
-Oh, qué lindo, todos reunidos en mi departamento y yo no sabía que lo usaban como centro de reuniones.
-Dulce, tranquila, no es así –intervino Maite.
-¿Entonces? Les estoy dando la oportunidad de defenderse.
-Tus padres se enteraron que Anahí estaba embarazada, y sabían que si te enterabas lo dejarías todo por ellas.
-¿Ellas? ¿Era niña?
Se miraron entre ellos sin saber cómo responder.
-¿Cómo saben que era niña? Si Any estaba embarazada, tendría más o menos como un mes cuando la secuestraron.
-Donde sea que la tuvieran, ella logro que la niña lograra salir, así que la enviaron a un orfanato, nos contactaron a nosotros. Anahi le puso una nota en donde pedía que se te avisara de tu hija cuando no estuvieras con tus padres.
-Oh, y ¿entonces porque soy notificada hasta ahora? –enarco su ceja.
-Eres policía, manejas una maldita arma, te hubieras vuelto loca –respondió Angelique.
-Ya estoy loca según las palabras de Ucker, Angelique.
-Dul, tú y todos nosotros sabemos lo loca que te vuelves cuando alguien toca de alguna manera a Anahí.
-Lo único que sé es que jamás se los voy a perdonar.
-Dul…
-No, ¿Dónde está? –interrumpio.
-¿Quién?
-Mi hija.
-Dul…
-No lo repetiré, ¿Dónde está? –interrumpio de nuevo.
Angelique saco su celular y le escribió un mensaje y se lo envió.
-Gracias –la miro. –Ahora salgan de mi departamento y no vuelvan.
-Dulce…
-No, fuera de aquí –pidió. –Alison, pide órdenes de alejamiento para todos ellos, y eso va a incluir que los quiero lejos de mi hija también.
-No puedes hacernos eso, Dulce María –Angelique se molestó.
-Claro que puedo, estoy en todo mi maldito derecho –salió de su apartamento.
-Vámonos chicas –dijo Mona.
Las chicas habían escuchado todo pero no habían intervenido en nada, no era momento de hacerlo. No con Dulce estando tan molesta y hablar con ella en ese momento era como hablar con una pared.
-Salgan –Alison ordeno mientras les apuntaba con su arma.
Los chicos salieron del apartamento de Dulce y Anahí, y cuando Maite paso cerca de Dulce hablo:
-Por favor, Dulce, no puedes alejarnos de ella.
-¿Y ustedes sí pudieron alejarme de ella durante casi quince años? –la miro dolida.
Maite quería rebatir eso, pero Dulce tenía razón, tenían que haberle avisado que había tenido una hija, la niña pudo haber crecido con ella y no en un orfanato, por más que la petición de Anahí fuera diferente.
-Lo sentimos, Dulce –se disculpó Alfonso.
-Espero puedas perdonarnos en algún momento –Ucker la miro.
-Eso nunca va a pasar –dijo fríamente.
Solo asintieron y salieron de aquel edificio bajo la atenta mirada de Dulce y todo su equipo.
(…)
Los Ángeles, California
California Foster Children
Una hora y treinta y dos minutos después
Las chicas llegaron justo detrás de la camioneta de Dulce, quien parecía que si no fuera porque era alguien de la ley, se hubiera saltado todos los señalamientos.
-Dulce, por favor relájate, manejas horrible cuando estas enojada –se quejó Lauren.
-No estoy enojada –bajo de la camioneta.
-Ni istiy inijidi –arremedo. –Si como no –desabrocho su cinturón y bajo de la camioneta.
Dulce ingreso a la gran casa que se mostraba frente a ella y las chicas no dudaron en seguirla.
-Buenas tardes, soy la agente Dulce Espinosa del BIC de Sacramento –mostro su placa.
-Muy buenas tardes, agente Dulce, ¿Qué puedo hacer por usted?
-Mi… –se quedó callada. –Mi hija está aquí –le dijo. –Quiero conocerla si es posible.
-¿Conocerla?
-Mire, mi novia fue secuestrada a los quince, ella estaba embarazada pero yo no lo sabía, al parecer logro sacar a la bebé sin que el secuestrador lo supiera y bueno… ella llego aquí.
-Ya sé de qué niña me habla –dijo la señora amablemente. –Un segundo, la traeré.
La señora se alejó y Dulce comenzó a sentir que todo comenzaba a darle vueltas, por lo cual tuvo que sentarse en el sofá que había en la sala de espera. Lauren al verla mal se acercó rápidamente a ella.
-¿Te encuentras bien? –la miro preocupada.
-Lo estoy.
-Dul, relájate, todo estará bien –poso su mano sobre su hombro.
-Si me pregunta si he encontrado a su madre, ¿Qué le voy a decir? ¿Qué he fracasado?
-Tranquila, Dulce, una cosa a la vez –sonrió suavemente. –Y no has fracasado.
-Han pasado quince años, Lauren.
-Pero estuviste sola, ahora no, esta vez tendremos éxito, confía –sonrió.
-Gracias –también le sonrió.
Dulce inhalaba y exhalaba varias veces para tranquilizarse. El golpeteo de los zapatos contra el suelo hizo que la pelirroja alzara la mirada y su respiración se entrecorto cuando su mirada se detuvo en la silueta de su hija.
-Agente Dulce Espinosa, ella es su hija Karol Isabella Espinosa Puente –presento cuando se acercaron a ellas.
Dulce la miro de arriba abajo y no pudo evitar sonreír.
-Hola –susurro la niña.
-Hola –dijo Dulce.
-¿Tú eres mi mamá?
-Sé que te sorprende, y tal vez también estés enojada mucho conmigo, pero apenas hoy me entere de ti.
-¿Mi otra mamá es la rubia? –saco una foto de dentro del bolsillo de su sudadera y se la mostro.
-¿Puedo? –estiro su mano.
-Adelante –asintió.
-Vamos a darles un momento a solas, ¿de acuerdo? –la señora las miro a ambas.
-¿Estás de acuerdo con eso Karol? –Dulce miro a la niña.
-Sí, está bien –asintió.
-Perfecto –sonrió la encargada antes de alejarse.
-Esperare afuera con las demás –dijo Lauren.
-Gracias –sonrió Dulce.
Lauren asintió y se alejó.
-¿Trabaja para ti? –se sentó a un lado de la pelirroja.
-En realidad trabaja conmigo.
-¿Eres policía?
-Soy policía.
-En la foto parecía que jugabas futbol americano –la señalo.
-Jugaba americano en la secundaria, tu mami era porrista, pero cuando la secuestraron… tenía que hacer todo por recuperarla.
-¿Lo hiciste?
-Lamento decepcionarte pero… no, aun no logro encontrarla –suspiro.
-No te preocupes, lo harás –poso su mano sobre la de Dulce. –Y no estoy decepcionada, mamá, nunca vas a decepcionarme.
-¿Estás bien? –la miro preocupada.
-No sé qué hacer –suspiro mirando los papeles frente a ella.
-Lo que mejor te convenga a ti.
-No quiero decepcionar a nadie.
-Mi amor, recuerda que no importa a quien decepciones, solo no debes decepcionarte a ti.
-¿Y tú? ¿Estarías decepcionada de mí?
-Oh, Dul, no importa que, nunca vas a decepcionarme.
-¿En serio? –la miro sorprendida.
-Siempre he sabido que tomas las decisiones correctas para ti aunque el mundo no lo vea así –sonrió suavemente. –Y por eso te amo tanto.
-¿Por qué tomo decisiones que no les parecen a los demás?
La ojiazul rió.
-Te amo porque eres fiel a ti misma.
Dulce sonrió y dejo un tierno beso sobre los labios de su novia.
Dulce la miro y sonrió suavemente.
-Te pareces tanto a ella.
-¿Qué tanto? –Karol la miro con curiosidad.
-Demasiado –contesto. –Caminas como ella, la forma de sus ojos, su nariz, e incluso la manía de mover las manos cuando te pones nerviosa –señalo.
Karol sonrió tímidamente y escondió sus manos.
-No es malo, solo que cuando mientas y eso te ponga nerviosa, lo descubriré.
-Eres policía, lo sabrías aunque no fuera así.
-A veces es fácil mentirle a un policía, créeme.
-En la foto se veían demasiado felices –miro la foto que aún seguía en las manos de Dulce.
-Teníamos problemas como todas las parejas, pero éramos felices –asintió.
-¿Nunca te dijo que estaba embarazada?
-El día siguiente al que la secuestraron era nuestro aniversario, quiero suponer que me lo iba a decir cuando nos viéramos –respondió.
-¿Me hubieras aceptado?
-Karol, claro que lo hubiera hecho –sonrió suavemente. –Tener hijos siempre fue parte de nuestros planes, y realmente a ninguna nos molestaba si llegaban tarde o temprano.
-Mis abuelos te hubieran matado.
-Tal vez, pero tener hijos con tu madre siempre fue uno de mis sueños.
-¿Entonces no hubieras dejado de amarla por salir embarazada?
Dulce rió.
-No hay nada sobre la tierra que haga que yo deje de amar a tu madre –acaricio tiernamente su mejilla. –Además crear un bebé siempre es un trabajo de dos.
Karol asintió con una suave risa.
-¿Aun la amas?
-Siempre voy a amarla Karol –sonrió, pero la tristeza se reflejaba en su mirada.
-¿Puedo sentarme en tu regazo? Nunca tuve la oportunidad.
Dulce sonrió suavemente y asintió.
-¿Qué tienes? ¿Catorce años?
-Así es –asintió. – ¿Qué tengo de ti?
-Al parecer la forma de mi boca, mi sonrisa, las pecas, y al parecer también la forma de mi cara.
-¿A quién saque los ojos de color?
-Ella los tenia azules, pero la tonalidad de sus ojos era un azul turquesa, así que también podrías pasarlos por verdes, de ahí tus ojos.
-¿Crees que siga viva?
-¿Me creerías loca si te digo que sí?
-No, yo siento que sigue viva también.
-¿Sientes? –enarco su ceja.
-Sí, hoy sentí algo diferente a otras veces, y cuando la señora Alicia dijo que mi mamá quería conocerme, supe que significaba esa sensación –conto.
-¿Alguna otra vez has sentido eso?
-Sí, hace tres años, pero fue muy doloroso y no se quitó la sensación hasta dos meses después.
Dulce estaba sorprendida.
-¿Qué pasa? –la miro preocupada.
-Hace tres años en una redada para atrapar varios grupos de narcotraficantes me dispararon en el pecho cerca del corazón, la bala paso demasiado cerca de la aorta lo que me hizo perder demasiada sangre, tardaron en encontrarme un donante, y tardaron dos meses hasta que una de tus tías se enteró y vino a donar sangre.
Karol se sorprendió al escuchar esa información.
-¿No hablas con mis tías?
-Cuando secuestraron a Anahí, me hirieron de gravedad, tarde cuatro meses en recuperarme, pero tus tías son mayor que yo así que ellas ya no vivían con tus abuelos y conmigo, y después de recuperarme yo me aleje. Comencé a armar el caso para encontrar a tu madre pero era yo sola, y nunca confié en nadie, sobre todo cuando después de un año cerraron el caso y ya la daban por muerta. Así que esa es la razón por la cual tus tías no sabían lo que había pasado.
-¿La has pasado mal?
-No ha sido fácil sobrellevar una vida sin ella, pero sigo respirando y supongo que eso basta.
-¿Te estás alimentando bien?
Dulce no pudo evitar reír.
-Vaya, suenas demasiado como ella.
-¿En serio? –la miro con una sonrisa divertida.
-Muy en serio, siempre se preocupaba por todo, especialmente de mí y si me alimentaba, eso me generaba muchas burlas, pero era muy lindo de su parte. Ella era muy linda y especial –suspiro.
-¿Cómo se conocieron?
-Fuimos amigas desde niñas, pero… tu tía Alison –miro hacia la entrada y con la mirada señalo a la ojiazul– dice que soy un desastre gay cuando se trata de tu madre, y tal vez sea cierto, así que cuando la conocí, algo sentí pasar dentro de mí, como que cuando nuestras miradas se encontraron algo sucedió. Muy cliché si quieres verlo así pero es como cuando dicen que el alma se reencuentra con su alma gemela.
Karol sonrió tiernamente.
-Ella era mi todo, Karol, puedo asegurártelo, y ella se merece todo lo bueno, y si en esto que paso mis padres están involucrados, créeme, jamás me lo voy a poder perdonar.
-¿Crees que los abuelos tienen algo que ver?
-Estoy un 90% segura.
-Eso es mucho.
-Lo sé –suspiro. –Pero ellos comenzaron a no querer a tu madre cuando yo me metía en demasiados problemas por ella, y muchas veces pidieron que me alejara, pero era algo imposible. Es demasiado difícil alejarte de alguien a quien amas demasiado, sobre todo si todos los días hace algo para que te enamores de ella y decidas amarla.
-Soy muy afortunada de que seas mi mamá –envolvió sus brazos alrededor del cuello de la pelirroja para darle un fuerte abrazo.
Dulce envolvió sus brazos alrededor del pequeño cuerpo, y unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos ante ese contacto.
-Y yo soy muy afortunada de que seas nuestra hija –susurro sin dejarla de abrazar.
Duraron así unos cuantos minutos hasta que ambas decidieron romper el contacto. Dulce quito suavemente las lágrimas que caían del rostro de su hija con sus pulgares.
-¿Puedo preguntar algo?
Karol asintió.
-¿Cómo supieron como nombrarte?
-Yo venía con una nota, y ahí venia un nombre con el que querían que fuera llamada al igual que un número de teléfono.
-¿Puedo verla?
-Ahora regreso –se levantó del regazo de Dulce y se alejó hacia los edificios donde Dulce suponía que estaban las habitaciones de los niños.
Cuando Karol se alejó, volteo a mirar a Lauren y le hizo una seña de que se acercara.
-¿Qué sucede?
-Trae una bolsa de evidencia, y pídele a Taylor que llame a todos sus contactos, necesito que se reabra el caso de Anahí Puente, y si es posible, necesito tres órdenes de arresto por posibles sospechosos.
-Taylor ya lo pidió, y fue concedido, sobre todo por lo de la niña, pero no te quieren al frente de la investigación.
-No te preocupes, por eso, pondré a Alison al frente.
-Bien –asintió la ojiverde. –Voy por la bolsa, un segundo –y se alejó.
Karol regreso pero la nota no era lo único que traía con ella.
-¿Qué es esto? –tomo la bolsa que Anahí traía ese día.
-Cuando yo llegué aquí venía con esto. Al parecer venia envuelta junto conmigo con la cobija –la mostro.
Lauren se acercó a Dulce con guantes puestos y sostenía una bolsa de evidencia.
-Pon la nota dentro de una de la bolsas, y lo demás también hay que meterlo.
-¿Esto es de Anahí?
-Sí, debe de haber algo que podamos hallar como pista.
-De acuerdo –asintió.
-¿Podre ir contigo? –pregunto Karol cuando Lauren se alejó.
-No lo sé, cariño, ahora que regrese la señora Alicia le preguntare que es lo que procede, pero no te preocupes, si no puedo llevarte aun, vendré a verte todos los días hasta que pueda llevarte conmigo.
-¿En serio? –la miro sorprendida.
-En serio, no me importa las horas que tenga que manejar para verte –beso tiernamente su frente.
-Te quiero –la abrazo.
-Y yo a ti, cariño –dijo sin dejarla de abrazar.
-Muy bien, la hora de visita esta por acabar –dijo la señora Alicia cuando regreso.
-¿Puedo ir con mi mamá? –pregunto Karol sin rodeos.
La señora Alicia miro a Dulce.
-Cariño, pero no sabemos…
-Con todo el respeto del mundo, no quiero que insinué que no quisiera a tener a mi hija conmigo desde ya –interrumpio Dulce sabiendo lo que iba a decir.
-Lo siento, agente, no quise insinuar nada –se disculpó. –Pero el Juez tiene que aceptar que usted pueda llevarse a su hija.
-Comuníquese con él, yo esperare lo que tenga que esperar –volvió a tomar asiento.
-Quiero esperar contigo –Karol se sentó de nuevo en el regazo de Dulce.
Dulce rió, ya que Karol realmente le recordaba demasiado a Anahí.
-¡DiLaurentis! ¡Jauregui! –llamo.
Alison y Lauren se acercaron hasta ella.
-¿Qué sucede?
-Voy a esperar hasta que me den la autorización para llevarme a Karol, necesito que ustedes vuelvan a Sacramento y se pongan a leer el archivo del caso, necesito saber todo cuando regrese.
-Claro –dijo Lauren.
-Y por favor, que alguien me averigüe donde diablos están Swan y Fabray.
-Fueron a ver al juez para lo de la autorización de que puedas llevarte a tu hija –dijo Taylor quien sostenía su teléfono celular en su mano.
-¿Tan rápido? –enarco su ceja.
-Me duele que dudes de mi –dramatizo.
Dulce rodo los ojos.
-Gracias Hotchkiss –sonrió.
-Un placer –también sonrió. –Le está llegando un fax, es del Juez dando la autorización para poder llevarnos a Karol –Taylor miro a la encargada.
La señora Alicia se acercó a su fax, y definitivamente la rubia estaba diciendo la verdad.
-De acuerdo, todo en orden entonces –asintió. –Karol ve por tus cosas –le dijo.
-¡SI! –dijo emocionada.
-¡Vanderwaal!
-¿Qué sucede? –pregunto cuando se acercó.
-Acompáñala por favor –pidió a la pequeña morena.
-Claro.
Mona se alejó junto a Karol, y Taylor al ver a su esposa junto a la pequeña castaña, no pudo evitar reírse.
-Taylor deja de reírte o regresara y va a golpear –Dulce advirtió, pero también tenía una sonrisa curvando en sus labios.
-Necesito que llene estos formatos –le entrego un archivo.
-Está bien –asintió Dulce.
La pelirroja reviso detalladamente cada hoja antes de rellenar los espacios en blanco con la información requerida.
-Taylor, por favor llama a Spencer –pidió sin levantar la mirada de aquellas hojas.
Taylor solo asintió y momentos después regreso con la castaña alta.
-¿Qué necesitas, Jefa? –preguntó.
-Necesito que revises esto, creo que todo está bien, pero necesito una segunda opinión –la miro. –Y quien mejor que tú.
-Ok, déjame revisar –se sentó a su lado.
Dulce termino de llenar las hojas y se las entregó a Spencer.
-Ya está lista –dijo Mona.
Karol no podía evitar moverse sobre sus pies debido a la emoción que estaba sintiendo.
-Todo está en orden –dijo Spencer poniendo los papeles sobre la mesa.
-Muy bien, ¿entonces sería todo o falta algo más? –miro a la encargada.
-Seria todo, agente –tomo los papeles y los guardo en un folder.
-Por favor, le voy a pedir que guarde silencio con respecto al caso de Karol, ya que su otra madre es víctima de secuestro y el caso ha sido abierto de nuevo, así que no se puede comentar nada ni responder preguntas a los medios, a menos que venga yo personalmente y se lo pida –hablo Dulce. – ¿Puedo contar con su ayuda? –extendió su mano.
-Claro que sí, agente –estrecho su mano.
-Gracias –sonrió. –Vamos, Karol –sonrió a la niña.
-Vamos –la tomo de la mano.
Dulce salió de aquella casa con su hija, subieron las cosas en la cajuela y abrió la puerta trasera para que Karol subiera.
-Muy bien, hagamos lo siguiente, DiLaurentis, West y Hotchkiss conmigo –ordeno. –Lovato, Fields y Vega en la camioneta de atrás y van cuidando a Vanderwaal y Hastings que vuelven a sacramento. Y Danvers y Jauregui alcancen a Fabray y Swan, no quiero que regresen sin protección.
-Lo haremos –dijo Lauren.
-Por favor pónganse los chalecos, nadie se los quite, nadie es inmortal aquí aunque parezcan –miro seriamente a Jade y Lauren.
Las chicas rieron.
-No se repetirá ese incidente de nuevo, lo prometo –dijo Jade.
-Una cosa más, no me quieren al frente de la investigación, así que DiLaurentis está al frente.
-¿Por qué ella? –pregunto Jade.
-Porque cuando entre al departamento, la única que no bajo el arma fue ella.
-Un error pedirles que bajaran las armas, lo siento –se disculpó Spencer.
-No pasa nada –le restó importancia. –Ahora hagan lo que les pedí, es un largo viaje de vuelta.
-No importa que yo esté a cargo, yo ordenare con respecto a lo que Dulce quiera, y eso no va a cambiar –miro a la pelirroja.
-Hay reglas, Alison.
-Hay reglas que se pueden romper, lo sabes.
Dulce no discutió, sabía que jamás iba a poder ganarle, no en una discusión.
-Vámonos –ordeno Dulce.
Todas asintieron y comenzaron a subir a las camionetas.
-Alison, te quiero de copiloto.
-Hecho –y subió al asiento de copiloto.
(…)
Sacramento, California
Seis horas y seis minutos después
BIC (Buro de Investigación de California)
-¿Trabajas aquí? –miro impresionada el lugar.
El turno de Dulce aun no terminaba así que había decidido llevar a Karol con ella, ya que no quería dejarla con nadie, especialmente con el caso de Anahí abierto de nuevo.
-Así es –asintió. –Y vas a quedarte en mi oficina, por lo menos hasta que termine mi turno.
-Dulce, los medios ya están aquí –aviso Emma.
-Por fin apareces, ¿Por qué llegaste tarde?
-Regina está loca.
Dulce rió.
-Desde que la conoces sabias que es mujer estaba loca, no entiendo porque te estas quejando hasta ahora –se burló.
-Valentina va reprobando materias, Henry no le hace caso y bueno, el tercer embarazo la está matando –explico.
-Tiene mucho sentido.
-Lo sé –suspiro. – ¿Ella es Karol? –miro a la pequeña castaña.
-Ella es –sonrió. –Karol ella es Emma Swan, una de mis agentes –miro a su hija. –Emma, ella es Karol Isabella Espinosa Puente –presento.
-Un gusto conocerte, Karol –estiro su mano.
-El gusto es mío, agente Swan –estrecho su mano.
Emma sonrió.
-¿Quieres que alguna de nosotras salga a dar declaración?
-Saldré yo –hablo Alison acercándose a ellas.
-¿Segura? Porque parece como si fueras a matar a alguien –dijo Emma.
-Ese es el efecto que quiero causar –sonrió antes de guiñarles un ojo y alejarse por el pasillo que la conducía hacia el elevador.
-¿Por qué esta ella al frente?
-Porque Anahí Puente era mi novia, lo que significa que también es la madre de Karol.
-Y no te quieren al frente de la investigación.
-Exacto.
-Pero Alison es fiel a ti, ella solo… –Emma guardo silencio y entendió todo al ver la sonrisa de Dulce. –Astuta.
-Lo es –estuvo de acuerdo. –Vamos, quiero ver que es lo que va a declarar.
-Y también estar por si decide atacar a uno de los reporteros con uno de sus tacones.
Dulce rió.
-¿Recuerdas? Me sorprende que se haya salvado de la maldita demanda.
-¿Nunca te conto? Investigo todo lo ilegal que el reportero tenía, así que pago la demanda, pero ella logro encerrarlo por 45 años por todo lo ilegal que había en su contra y nunca pudieron probar.
-Maldita sea, Alison siempre va a sorprenderme –dijo entre risas.
-Ahora entiendo porque Emily se casó con ella –Emma también reía.
-Mona dice que Emily siempre estuvo enamorada de ella. Al parecer desde que son niñas.
-¿Y DiLaurentis de verdad se fijó en la tímida Emily? –enarco su ceja.
-El corazón de hielo se derrite en las manos correctas –golpeo suavemente su hombro. –Tú mejor que nadie debería de entenderlo.
Emma rió.
-Regina no era tan mala.
Dulce también rió.
-No la llamaban “The Evil Queen” por puro placer.
Emma rodo los ojos.
-Espera, si ella era llamada así, ¿Cómo me llamaban a mí?
-¿No lo imaginas? –la miro burlona.
Emma negó.
-Te llaman de muchas formas, pero una de ellas es “The Savior”, “Dark Swan” o “Princess Emma”.
-¿Dark Swan?
-Bueno, comenzaste a salir con “The Evil Queen”, quedaba bastante bien –se encogió de hombros.
-Supongo –rió.
-Y al final te llamamos “Princess Emma”, digo, Regina era vista como una Reina, así que pasarías a ser como la Reina Consorte. Y bueno, al final la ablandaste demasiado, por eso te pusimos…
-“The Savior” –interrumpio Emma.
-Exacto –asintió. –Regina no es mala, todos lo entendimos, su pasado fue terrible, su madre era horrible, de hecho la madre de Regina, Alison y Taylor parecen hacer competencia. Todas lo sabemos, por eso le dimos una oportunidad, tú se la diste, era justo que nosotras lo hiciéramos.
-No solo somos un equipo, realmente son unas verdaderas amigas.
-Y agradezco tener a mis verdaderas amigas en este momento –les sonrió.
-Siempre –también sonrió. –Valentina y Henry están en la sala de descanso, si quieres Karol puede estar ahí con ellos.
-¿Quieres? –Dulce miro a su hija.
Karol se encogió de hombros, pero Dulce podía notar lo nerviosa que se estaba poniendo.
-Tranquila, Valentina te caerá muy bien, y Henry es un niño muy amable. Todo estará bien, y yo prometo no tardar, tal vez máximo una hora si las cosas se ponen feas.
-Está bien –susurro.
-Bien, vamos –paso su brazo por sus hombros y comenzó a caminar hacia la sala de descanso con Emma detrás de ellas.
-Chicos, ella es Karol, la hija de su tía Dulce, por favor háganla sentir bienvenida y trátenla bien –miro a sus hijos –, en especial tu Valentina –miro seriamente a su hija.
Valentina suspiro.
-Tranquila madre, no la voy a asustar.
-Eso espero, porque de eso depende de que sigas teniendo tus lujos.
Valentina rodo los ojos.
-Hola, soy Henry Daniel Swan Mills –se presentó el pequeño castaño.
Karol sonrió, y Valentina sintió que las mariposas que aparecieron cuando vio entrar a la ojiverde aleteaban más fuerte cuando la vio sonreír.
-Mucho gusto Henry –tomo la mano que el niño le ofrecía. –Yo soy Karol Isabella Espinosa Puente.
Al escuchar ese apellido Valentina miro a su madre quien asintió.
-Hola Karol, yo soy Valentina, la hermana mayor de Henry –extendió su mano.
-Un gusto, Valentina –estrecho su mano, y Karol sintió una extraña corriente recorrerla de pies a cabeza.
-Por favor, quédense aquí, cualquier cosa que necesiten llamen a Emma –Dulce le dio su celular a Karol. –Puedes pedir lo que desees si tienes hambre.
-¿Puedo obtener un celular?
-Mañana, lo prometo –dejo un beso sobre su cabeza. –Ahora volvemos –dijo Dulce.
Emma y ella salieron rápidamente de la sala, necesitaban estar presentes para la declaración que Alison estaba por dar.
(…)
Todo el equipo de Dulce ya se encontraba afuera, Alison estaba lista para subir al pódium a dar la declaración, y el Jefe de toda la estación observaba con detenimiento que todo estuviera en orden, especialmente por si las cosas volvían a salirse de control con la prensa y Alison.
Dulce miro a Alison y asintió, así que la rubia subió al pódium.
-Buenas tardes a todos, soy la agente Alison DiLaurentis de la Unidad de Delitos Graves –hablo al micrófono.
-¡Agente! ¡Agente! –varios periodistas intentando obtener su atención.
-Se ha decidido dar la declaración oficial por parte de nuestro equipo –continuo sin hacer caso a los periodistas. –El caso de Anahí Giovanna Puente Portilla ha sido reabierto después de catorce años, ya que un año después de que ella fue secuestrada el incompetente departamento de policía de Victorville, California cerro el caso dándola por muerta.
Dulce estaba realmente sorprendida pero también orgullosa, ella se hubiera mordido la lengua para no decir lo de la estación de policía, pero no Alison.
-¿Eso significa que ella está viva? ¿Después de quince años? –pregunto uno de los reporteros.
-Para ser honestos, esa es nuestra esperanza, encontrarla viva a pesar de la incompetencia del departamento de policía de Victorville hace quince años atrás.
-¿Su familia está de acuerdo?
-Su familia está de acuerdo con que les demos un cierre por fin de lo que paso con su hija menor –respondió.
-¿Entonces no están reabriendo el caso por petición de la agente Dulce Espinosa? Quiero decir que ella y la víctima, Anahí Puente, eran pareja –pregunto otro reportero.
-El hecho de que ellas fueran pareja es un poco irrelevante, sobre todo porque estamos hablando de la vida de una persona y que no se hizo la justicia suficiente –respondió seriamente. –Aparte la agente Dulce Espinosa también merece un cierre y justicia, ya que ella también fue atacada y herida de gravedad al intentar salvarla.
-¡Era una estúpida niña de quince años! ¿Qué esperaba? –grito uno de los reporteros.
-La estúpida niña de quince años ha hecho más que todo el departamento de policía de California –fue mordaz. –Tanto así, que gracias a ella tenemos tres sospechosos que pueden estar detrás del secuestro.
-¿Ella estará al frente de la investigación?
-Por reglas está prohibido, así que quien estará al frente seré yo, por lo que seré yo quien los ponga al tanto cuando se tenga un avance del caso.
-¡Agente DiLaurentis! Una pregunta –hablo otro reportero.
-Lo escucho.
-¿Aceptaría salir a comer conmigo? Prometo que le ayudare a más que solo cerrar el caso.
Emily enarco su ceja al escuchar eso.
-Al último periodista que se atrevió a hablarme así termino con mi tacón en su frente, 25 mil dólares en el bolsillo pero también con 45 años en prisión por delitos que habían sido imposible comprobárselos hasta que lo investigue yo –respondió. – ¿Quiere hacerle compañía? –enarco su ceja.
-Si eso quiere decir que antes de eso la tendré en mi cama, lo acepto –sonrió con burla.
-Agente Espinosa, Agente Fields, arréstenlo por faltarme al respeto –pidió.
Dulce y Emily voltearon a verlo y el hecho a correr, por lo que Dulce rápidamente corrió detrás de él y lo tacleo al alcanzarlo.
-Ya entendí porque era la Quarterback –dijo Mona impresionada.
-¿Nunca la habías visto correr? –pregunto Taylor.
-No.
Dulce se posó sobre él, tomo fuertemente sus brazos poniéndolos en su espalda y lo esposo.
-Es todo tuyo, Emily –se levantó.
Emily se agacho hasta su altura y susurro:
-La próxima vez piensa dos veces antes de faltarle el respeto a mi esposa, porque te juro que la próxima tendrás una bala incrustada en tu cráneo –lo tomo fuertemente y lo hizo levantar.
-¡No pueden esposarme!
-Claro que puedo esposarlo por faltarle el respeto a un agente de la policía –respondió Emily.
-Incluso lo voy a llevar a juicio y pediré que le pidan dos millones de dólares como fianza –dijo Alison quien escucho sus quejas. – ¿Alguien más tiene preguntas? –miro a los demás reporteros.
Ninguno respondió.
-Entonces nos veremos pronto, gracias por venir –dijo antes de bajar.
A lo lejos Dulce alcanzo a visualizar a los padres de Anahí.
-Ahora regreso –dijo a su equipo.
Dulce se acercó a los padres de la rubia y estos sonrieron cuando la vieron.
-Hola mi niña –Tisha sonrió suavemente a Dulce.
-Hola Señora –sonrió.
-Te estás alimentando, bien, ¿verdad? –la tomo tiernamente de las mejillas. –Ella jamás nos perdonaría si dejáramos que te hundieras.
Dulce sonrió suavemente al escuchar eso.
-Lo hago, no se preocupe.
-¿Y cómo duermes?
-Eso… eso ha sido un poco más difícil –admitió.
-Su secuestro no fue tu culpa, hija, espero lo hayas entendido durante estos quince años.
-Es imposible no sentir culpa. Sé que pude hacer más.
-Y tu estarías en una caja –hablo la hermana de Anahí.
-También te extrañaba, Neni –sonrió a Marichelo.
-Y yo a ti, tonta pelirroja –la abrazo.
Ambas rieron.
-Señor Enrique –extendió su mano hacia el padre de Anahí.
-Dulce –estrecho su mano. –Tenías un futuro como Quarterback, ¿lo sabes?
-Lo sé.
-¿Y por qué fuiste policía?
-Porque era mi única forma de encontrarla.
Los padres y hermana de Anahí sonrieron con tristeza.
-No te hagas falsas ilusiones, Dul –Marichelo la miro con tristeza.
-No lo hago, pero la esperanza es lo último que muere.
-Ella definitivamente no se equivocó al escogerte como su pareja –sonrió Tisha. –Pero Dul, sea cual sea el resultado de esta investigación, necesito que te mantengas fuerte.
-No se preocupe, sé que tengo que serlo, ya no soy solo yo.
-¿De qué hablas? –Enrique la miro confundido.
-Por favor, vengan y acompáñenme –señalo hacia el edificio.
La familia Puente se miró antes de asentir.
-Vamos –dijo Enrique.
Los cuatro caminaron hacia el interior del edificio.
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Karol aún se encontraba nerviosa alrededor de Valentina y Henry, pero también se sentía cómoda alrededor de la rubia, lo cual la ponía aún más nerviosa al no saber qué es lo que eso significaba.
-Entonces, ¿no conocías a tía Dulce hasta el día de hoy? –pregunto Henry.
-Así es.
-Bueno, ella es muy seria cuando se trata de su trabajo, pero también es increíble –sonrió el castaño lo que hizo sonreír también a Karol. –Pero ella… cuando nuestras madres están juntas… puedes notar la tristeza en sus ojos. Supongo que nunca superas la perdida de alguien a quien has amado demasiado.
Aquello hizo que Karol se sintiera triste. No podía entender el dolor que su madre pelirroja sentía, pero si podía ver el dolor en su mirada cuando hablaba de Anahí.
-Creo que es más que solo una persona que has amado demasiado, Henry –suspiro. –Ellas se han amado desde pequeñas, siempre estuvieron conectadas, es un golpe demasiado duro perder a alguien así.
-Más si no sabías que estaba embarazada y tu hija creció completamente sola. Creo que eso hizo más profunda la herida –hablo Valentina.
-No quiero que se sienta culpable, ella no lo sabía.
-Hay sentimientos que no se controlan, Karol, y a veces la culpa es uno de ellos.
Karol iba a responder pero la puerta fue abierta por Dulce, quien entraba con tres personas que ella no conocía, pero por la mirada de su madre, presentía quienes podían ser.
-Henry, Valentina, vengan conmigo un momento –Emma apareció detrás de las personas y llamo a sus hijos.
-Ahora nos vemos e iremos por ese helado, lo prometo –Valentina sonrió suavemente a Karol.
Las mejillas de la pequeña ojiverde se sonrojaron.
Dulce miro seriamente a Emma quien comenzaba a sudar.
-Bien –sonrió la pequeña castaña.
Valentina tomo a su hermano de la mano y salieron de aquella sala y siguieron a su madre.
-Quiero presentarles a Karol –miro a los padres y hermana de Anahí. –Karol, ellos son tus abuelos y tu tía –miro a su hija.
-¿Perdón? –Neni estaba confundida. – ¿Tía? –enarco su ceja.
-Anahí estaba embarazada cuando la secuestraron –respondió. –No me mires así, yo también me entere hoy –dijo a Neni al ver como la estaba mirando.
-¿Y quién si sabía? –enarco su ceja.
-Angelique, Maite, Uckermann, Christian y Alfonso.
-Los voy a matar, ¿Cómo pudieron no decirte? –estaba molesta y Dulce la entendía, ella también lo estaba.
-Al parecer fue a petición de tu hermana.
-Ay no, Anahí tiene unas ideas –rodo los ojos.
Dulce rió suavemente.
-Lamento interrumpir, pero Dulce, tus padres ya están aquí –Alison se acercó a la sala.
-Llévenlos a la sala de interrogatorio, voy en un segundo.
-Bien –asintió. –Uy, yo he visto esa mirada en la mirada de mi padre –dijo al ver la mirada de Enrique.
-¿Qué mirada? –Dulce la miro confundida.
-La de “has embarazado a mi niña a los quince” –rió. –Y créeme, jamás lo perdonan.
-Eso no puede ser cierto, tu padre adora a Sam.
-Oh, lo hace, pero aún me mira demasiado decepcionado y a Emily con ganas de matarla cada que cruza la puerta –dijo entre risas. –Bueno, ahora te veo –se alejó.
Dulce miro a Enrique, y definitivamente no se veía feliz de que Anahí, su pequeña princesa, saliera embarazada a los quince.
-Has muchos méritos para que no te asesine con tu propia arma, Dulce María –la miro seriamente.
-Enrique, no hagas esto, no frente a tu nieta –Tisha miro seriamente a su esposo.
-Entiendo lo que siente hacia mí, señor Enrique, pero no me arrepiento. Tener hijos siempre fue un sueño compartido.
-¿A los quince? –enarco su ceja.
-Tenía todo para darle la vida que quería –respondió. –Realmente no importaba en que momento vinieran nuestros hijos.
-¿No les hubiera gustado vivir solo ustedes dos todo lo que puedan antes de integrar a alguien más?
-¿Los hijos son un impedimento? Su visión es demasiado diferente a la de su hija y la mía, porque cuando planeamos nuestro futuro, ella siempre pensaba estar en todos mis partidos sosteniendo un hijo o hija nuestro, y créame, amaba cada plan a futuro –sus ojos se cristalizaron. –Y de esos planes a futuro, lo único que tengo es a nuestra hija.
-Dulce, hija, no quise…
-Necesito atender a mis padres, por favor conozcan a su nieta, yo no tardare –les dijo. –Y por favor no salgan de aquí, no quiero que mis padres vean a Karol.
-¿Por qué no? –Tisha la miro confundida.
Dulce suspiro.
-Siempre he sospechado que mis padres están detrás del secuestro de Anahí.
-Dulce, hija, no, no creo –negó. –Tus padres serían incapaces.
-Espero que eso sea cierto, o jamás voy a perdonárselos, pero tampoco me lo perdonare a mí por no verlo a tiempo –dijo antes de salir de la sala.
Marichelo y sus padres realmente se quedaron sorprendidos, pero si lo que Dulce había dicho era cierto, ellos se encargarían de que Dulce se perdonara, ella no tenía la culpa por lo desalmados que eran sus padres.
Enrique aún se sentía mal por lo que había dicho, obviamente se sentía un poco decepcionado que Anahí saliera embarazada tan joven, pero no era el momento para expresarlo, no cuando no era el único que había perdido a la rubia. Si, él había perdido a su hija, y eso era un dolor que no se le deseaba a ningún padre, pero Dulce había perdido a su mejor amiga, novia y madre de su hija. Ese día Dulce no solo perdió a Anahí sino también a ella misma, porque en el momento que la rubia fue secuestrada el corazón de la pelirroja pareció desconectarse, la fuente de sus latidos simplemente ya no estaba, su razón para seguir latiendo se había ido, y con Karol en su vida es como si una parte de su corazón comenzara a cobrar vida e insistiera en seguir bombeando sangre solo para mantener a la pelirroja con vida porque valía la pena seguir en pie solo por aquella personita que había creado junto a la persona que siempre iba a amar.
-No las culpes, ellas deseaban tenerme –hablo Karol por encima de un susurro. –Sé que era así.
-Claro que fue así –dijo Marichelo. –Fuiste demasiado deseada y planeada, porque cuando ellas eran niñas, recuerdo a Any diciendo que su primer hija con Dulce iba a llamarse así, Karol –sonrió entre lágrimas. –Dulce solo decía que si porque jamás supo decirle que no.
-¿Acaso no conocía la palabra “no”? –bromeo.
Marichelo rió.
-No con tu madre Anahí.
Karol rió.
-Y supongo que también te llamas Isabella, ¿cierto?
Karol asintió con emoción.
-Isabella es uno de los nombres que más le gusta a Dulce, y más porque la característica de las mujeres que se llaman así es la bondad y la luz que siempre irradian a quien las rodea. Pero también su personalidad es muy fuerte y tienen una gran inteligencia, al igual que cuando ama son muy leales y fieles. Karol también es un nombre con demasiadas cualidades como el buen sentido del humor, saber escuchar y ser comprensivos, pero también tienen una fuerte opinión sobre cosas importantes. Comparte con el nombre Isabella el que son inteligentes y bondadosas. Ellas buscaron nombres bonitos y dignos para ti, por supuesto que fuiste bastante deseada y planeada también, incluso si ellas solo eran unas pequeñas niñas descubriendo el mundo que las rodeaba –limpio con su pulgares las lágrimas que caían de los ojos de su sobrina.
-No sabíamos nada de eso –dijo Enrique a su hija mayor.
-Trabajaban muy duro para darnos una buena vida, así que eso sucedía cuando la cuidaba y siempre se me escapaba para ir a jugar con Dulce.
Tisha y Enrique rieron.
-No quiero que pienses ni por un segundo que no eres una bendición en nuestra vida, Karol, yo solo no me supe explicar y he herido a tu madre –Enrique miro a su nieta. –Pero claro que me alegra que estés aquí.
-Y desearías que mamá Anahí estuviera aquí también.
Enrique suspiro.
-Claro que lo quisiera, se ha perdido demasiado tiempo de verte crecer. Yo he perdido tiempo de verla crecer y convertirse en madre.
-¿Creen que ella siga viva?
Los adultos se miraron antes de responder.
-Han pasado quince años, amor, yo solo necesito un cierre –dijo Tisha. –Tal vez no es lo que esperabas escuchar de mí, pero… la esperanza ha ido muriendo lentamente en mi corazón al paso de los años –la tristeza reflejada en sus ojos.
Karol solo asintió.
-Todos necesitamos un cierre, hija –dijo Enrique. –Pero más tu madre, sobre todo porque no ha dejado de buscar y realmente nos preocupa, más si el final de esta investigación da el resultado más desagradable.
-Yo la sostendré.
-Lo sabemos –dijo Neni con dulzura. –Pero tu madre siempre ha aparentado ser fuerte sin importar cuanto este doliendo.
-Pero ven, sentémonos, vamos a platicarte más de tus dos madres, ¿quieres? –Tisha tomo a su nieta suavemente de la emoción.
-Sí, claro que quiero –sonrió la ojiverde.
Los tres adultos sonrieron y se sentaron en el sofá que había en aquella sala y Karol se sentó en medio de su tía y su abuela.
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Dulce se acercó a la sala de interrogatorios e hizo todo por calmarse y que su ira no saliera a borbotones al tan solo poner un pie en aquella sala.
-¿Quieres que los interrogue yo? –pregunto Alison posándose a su lado.
-¿Lo harías? –la miro.
-Claro, lo que menos quiero es que te sigas lastimando –la miro con simpatía. –Y también quiero evitar que cometas homicidio.
Dulce rió.
-Gracias Alison –sonrió.
-Nada que agradecer –también sonrió.
Alison entro a la sala de interrogatorio y Dulce entro a la sala que se encontraba detrás donde podía ver y escuchar el interrogatorio.
-Buenas tardes, soy la agente DiLaurentis –se sentó en la silla que se encontraba frente a ellos.
-¿Dónde está nuestra hija? Queremos hablar con ella –Fernando sonaba enojado.
-Primero será el interrogatorio.
-Ella es la Jefa, pensé que ella lo realizaría.
-Al estar ella involucrada sentimentalmente con la víctima, yo estoy al frente de la investigación.
-Estaba, ya no –dijo Blanca seriamente.
Alison la miro pero no dijo nada.
-Intentare que esto sea breve, solo si ustedes cooperan, claro está.
-Bien –dijo Fernando.
-Como ya saben, la señorita Anahí Puente fue secuestrada un 29 de junio del 2008 a las seis de la tarde. Ella se encontraba junto a su hija en el estacionamiento de la escuela cuando fue secuestrada.
-¿Nosotros que tenemos que ver con su secuestro? –pregunto Fernando.
-¿Acaso cree que nosotros la secuestramos o mandamos que lo hicieran? –pregunto Blanca.
-Eso lo determinare dependiendo que me respondan –fue su respuesta. –Muy bien, continuemos –tomo los archivos. –Señora Blanca, ¿puede decirme donde estaba el 29 de Junio del 2008 a la seis de la tarde?
-Ya he respondido a esa pregunta agente –dijo seriamente. –La respondí hace quince años cuando Anahí desapareció.
-La respondió para la policía de Victorville no para la de Sacramento, así que por favor responda la pregunta.
-Estaba en casa esperando a que Dulce llegara, había preparado su comida favorita. Veinte minutos después me llamaron del hospital.
-¿Recuerda la hora de la llamada?
-Tal vez como 6:20.
-¿Dónde estaba usted señor Fernando? –lo miro a él.
-Estaba camino a mi casa, iba saliendo de mi trabajo cuando mi esposa me llamo y me dijo que Dulce estaba en el hospital y que Anahí había desaparecido.
Alison solo asintió.
La puerta fue abierta y por esta se asomó Lauren.
-DiLaurentis, ya trajeron a los demás.
-Perfecto –la miro. –Por favor dile a West que interrogue a los chicos, pero que sea por separado.
-¿Y a las chicas?
-Que lo haga Hotchkiss, igual por separado –pidió. –Y tu interroga a Braniff. Los archivos están sobre el escritorio de Dulce, y chequen muy bien lo que dijeron hace quince años atrás.
-De acuerdo.
-Señora Blanca, Señor Fernando, por favor contra la pared –ordeno.
Ambos adultos se miraron antes de levantarse y ponerse contra la pared.
-Por favor dile a mi esposa que venga.
-Enseguida –salió de la oficina.
-¿Qué sucede? –pregunto Fernando.
Alison no respondió.
-¿Me llamaste? –la pelinegra entro a la sala.
-Catea a los señores por favor.
-Claro.
Emily se acercó a Blanca y la reviso, solo quitándole su celular y otro celular desechable. Lo mismo encontró con Fernando.
-Llévalos con Mona y que trata de recuperar toda la información posible. Y dile a Jauregui y West que hagan lo mismo antes de empezar a interrogar.
-No pueden quitarnos nuestras pertenencias –se quejó Blanca.
-Puedo si han cambiado sus versiones de hace quince años, y eso incluye en donde dijeron que estaban –la miro seriamente.
-¿Y eso qué? No recuerdo donde estaba, ha pasado demasiado tiempo.
-No creo que pueda olvidar tan fácil ese día –dijo seriamente.
-¿Cuánto tiempo nos tendrán aquí? –pregunto Fernando.
-El que sea necesario –respondió Alison antes de salir de la sala con Emily detrás.
-¿Qué está pasando? –pregunto Dulce saliendo de la sala contigua.
-Cambiaron las versiones.
-¿Qué tanto?
-Averígualo tú misma –le entrego los archivos.
Dulce leyó las coartadas de sus padres.
-¿La hora es correcta?
-Sí, lo verificamos con el hospital –respondió. –Y no solo eso.
-¿Qué más?
-Ellos tenían celulares desechables –interrumpio Jade quien salió de una de las salas de interrogatorio.
-Ellas también –dijo Taylor.
-Julieta también –dijo Lauren.
-Reunámonos en tu oficina, tenemos que hablar –Alison miro a Dulce.
-Vamos.
-Ustedes también vengan –miro a las demás.
Todas asintieron y las siguieron hasta la oficina de Dulce.
Cuando entraron a la oficina de la pelirroja, todas las chicas ya estaban ahí, pero Dulce no necesitaba que Alison dijera nada, ya sabía lo que iba a decir y sabía cuál sería su respuesta.
-Mi respuesta es no, Alison –la miro seriamente.
-¿No a qué? –Emily la miro confundida. –Ni siquiera te ha dicho nada.
-Porque no le dices a tu esposa tu brillante idea –la miro seriamente.
Alison suspiro.
-Tienes que apoyarme, Em –la rubia miro a su esposa.
Emily sintió como un nudo se le formaba en el estómago ante la forma en que Alison pronuncio aquellas palabras.
-Ali, ¿Qué quieres hacer? –se acercó a ella y tomo sus manos entre las suyas.
-No ira sola –dijo Victoria al comprender el plan de la rubia.
-No –Jade se negó.
-Jade, debí consultarlo contigo, lo sé, pero por favor, apóyame –miro a su esposa.
Jade soltó un sonoro suspiro.
-No se preocupen, podremos tenerlas bien vigiladas –hablo Taylor.
-Esa decisión ya no depende de mí, chicas, háblenlo con sus esposas y ya después me confirman su decisión –Dulce miro a Alison y Victoria.
-¿Tu aceptaras cuidarnos? –pregunto Alison.
-Me ofende que dudes, DiLaurentis.
-Solo necesitaba una confirmación.
-Y bueno, ¿Cómo van a hacer esto? –enarco su ceja.
-El plan es sencillo, necesitamos una forma de entrar, estar ahí por lo menos tres días antes de dar la señal –explico Alison.
Dulce suspiro, no sabía porque pero sentía que algo podía ir terriblemente mal.
-¿Dónde están Mona y Lena?
-Ya no tardan en venir –contesto Lauren.
-Leí los archivos de los secuestros que te di, y hay un patrón, Dulce, todos fueron cerca de escuelas y eran jovencitas de entre 15 y 19 años –Taylor la miro.
La pelirroja paso su mano por su cabello.
-No quiero… no quiero decir esto pero lo he estado pensando y puede que tus padres si estén detrás del secuestro de Anahí, pero no solo ese –dijo la rubia más alta.
-¿Crees que son tratantes?
-No lo dudaría –respondió. – ¿Sabes de donde viene todo el dinero de sus cuentas bancarias?
-¿Todo el dinero? ¿Cuál? Nosotros no somos ricos, Taylor.
Taylor le extendió un folder y Dulce lo tomo.
-¿Qué es esto?
-Las cuentas bancarias de tus padres.
-¿Qué? Pero ellos no… –guardo silencio al ver los estados bancarios. –Dios, quiero creer que esto es una horrible pesadilla.
Golpearon suavemente la puerta y después fue abierta por la cual entraban Mona y Lena junto a una rubia que Dulce reconocía a la perfección.
-¿Qué pasa? –Dulce pregunto a Mona y Lena.
-Tienes que escucharla con mucha atención –dijo Lena.
-Toma asiento, Angelique –Dulce señalo el sofá.
Angelique se sintió demasiado intimidada pero sabía que esa podía ser su única oportunidad para hablar.
La rubia tomo asiento y sintió justo en ese momento como sus manos comenzaban a sudar, su pierna se movía de arriba abajo, sintió todo su cuerpo comenzar a temblar pero una mano posada delicadamente en su hombro la hizo tranquilizarse.
-Angelique, tranquila, tú eres una víctima, no lo olvides –Mona la miro con una mirada de comprensión y empatía.
-¿Victima? –Dulce miro a Mona. –Dios no, por favor dime que no es así –Dulce miro a Angelique.
-Lo siento tanto, Dul –sollozo.
Dulce paso sus manos varias veces por su cara intentando calmar las emociones que estaba sintiendo en ese momento.
-Yo solo… siempre creí que era fácil escapar, pero… no sabía que tuvieran una hija hasta que te vi la primera vez.
Dulce abrió los ojos ante la sorpresa de la revelación.
-¿Aquella mañana en mi jardín cuando mis padres se habían ido a trabajar y tu pasabas por el jardín es porque…? –no podía completar aquella pregunta pero su corazón se rompió cuando Angelique asintió.
-Intente escapar, pero no sabía que tuvieran una hija y tampoco esperaba que hubiera alguien en casa. Tus padres se devolvieron por algo que se les olvido y bueno… volví ahí.
-¿Las personas a las que te entregaron ese día no eran tus padres?
La rubia negó.
-Ese día no se les olvido nada, ¿cierto?
La rubia volvió a negar.
-Nos ponen un rastreador así que cada que intentábamos escapar, no importa que tan lejos fuéramos, siempre sabían cómo encontrarnos. Lo aprendí ese día.
Dulce suspiro y tomo asiento ya que lo que estaba escuchando la estaba haciendo sentir mareada.
-Dejaron que “volviera” a ti para jugar, ser amigas pero era para que tú nunca sospecharas. Luego encontré a Any en un parque.
-¿Entonces no llego ahí por casualidad?
-No, tus padres se hicieron amigos de los padres de Any y les contaron de la casa en venta que había al lado de la tuya, fueron presa fácil.
-Dios mío –cubrió su cara con sus manos.
-Ellos iban a llevársela una noche, después de haber ganado su confianza pero… nunca pensaron que tú te encariñarías tanto con Anahí, por eso fue más difícil.
-¿Se la llevaron por que estaba embarazada?
-Solo era el pretexto, Dul, Any siempre fue su objetivo, se obsesionaron demasiado con ella.
-O ya tenían a quien venderla y por eso no podían perderla tan fácil –opino Alison.
-Angie, necesito saber, ¿ella…?
-Si –respondió sin dejarla terminar, sabía lo que preguntaría.
-¿Dónde?
-No lo sé, Dul, yo… yo solo sigo viva para no levantar sospechas pero si se enteran de esto…
-Nadie va a tocarte, Angie, lo prometo. Any nunca me lo perdonaría, yo nunca me lo perdonaría.
La rubia sonrió suavemente.
-¿Los chicos están en esto?
-Alfonso sí, Ucker y Christian junto a Maite han intentado ayudarme.
-¿Por qué no vinieron a mí?
-Dul, saliste del radar de tus padres, fue bueno, pero nosotros acercándonos a ti era peligroso. Yo acercándome a ti nos pondría a las dos la soga al cuello.
-¿Anahí sabe que tú…? –dejo la pregunta al aire.
-No, no lo sabe.
-Ahora entiendo porque sus celulares de ustedes y de ellos son diferentes –Mona hablo.
-¿Diferentes? –Dulce la miro.
-No siempre los celulares desechables son iguales. Los de tus padres son irrastreables, los de ellos tienen una pequeña modificación.
-Ucker dijo que si a alguno nos pasaba algo, así podíamos saber dónde estábamos y no solo saber en qué torres rebotaba la señal.
Dulce asintió.
-¿Alfonso por qué entro?
-Él quería a Anahí, o bueno, mejor dicho se obsesiono con ella. Se molestó mucho cuando supo que Anahí se había fijado en ti y cuando le dejo en claro que nunca miraría a nadie de la forma en la que te miraba a ti.
-¿Entonces fue venganza?
-Si.
-¿Mis padres saben de Karol?
-Sí pero no.
- No entiendo.
-Era peligroso que supieran cual era tu hija, así que saben que hay una hija pero no saben quién es.
-¿Alfonso nunca les dijo?
-Él cree saber quién es.
-Ese día en mi departamento no llegaron por casualidad, ¿cierto?
-Hay alarmas, se sabe quién entra y quién sale. Yo te di la dirección correcta del orfanato, Alfonso cree que te mande a otro lado.
-Supongo que hay diferentes lugares donde tienen a todas, ¿cierto?
La rubia asintió.
-¿Es fácil infiltrarse?
-Dul, entrar es sencillo, salir es lo difícil.
La pelirroja miro a su equipo.
-Dul, las demás ya saben lo que está pasando, quieren ayudarte –hablo Quinn.
-No lo sé, esto es muy arriesgado.
-Lo sabemos, ellas lo saben, pero si solo tenemos una oportunidad, creo que debemos tomarla.
-Fabray tiene razón –hablo Jade. –Si Taylor dice que las van a cuidar yo le creo.
-¿De verdad? –Taylor miro a Jade con su ceja enarcada.
-Si fallas, te asesinare sin pensarlo dos veces –dijo seriamente sin tartamudear.
-Es justo.
-De acuerdo, pero antes tenemos que hacer como que nada aquí paso –Dulce miro a las demás. –Lleven a Angelique junto con las demás, yo hare el resto.
Todas asintieron.
Las chicas salieron, y justo cuando se acercaron a la zona de las salas de interrogatorio, se escuchó un grito que le helo la sangre a Alison y Emily.
-¡Mamás!
-¡Es Sam! –grito la ojiazul antes de correr hacia la salida lo más rápido que podía.
Emily junto a Dulce, Jade, Victoria, Demi, Emma, Quinn y Lauren fueron detrás de ella.
Cuando las chicas llegaron a la calle, debían decir que estaban realmente sorprendidas por lo que veían. Sam –primogénita de Alison y Emily– se encontraba en guardia al igual que Tory –primogénita de Mona y Taylor– quienes eran atacadas por dos hombres altos y robustos, pero ambas chicas se estaban defendiendo a la perfección.
-¡Solo tómenlas y vámonos! –se escuchó el grito del conductor.
Cuando uno de los hombres estaba por tomar a Sam, la castaña se agacho golpeándolo en el plexo solar haciéndolo caer de rodillas y quitándole el aliento, lo que sirvió para darle una patada en la cara para tirarlo al suelo. El otro hombre se abalanzo sobre Tory, quien logró esquivarlo a tiempo, y cuando estaba por ir de nuevo sobre ella, Tory tomo a Sam por las manos, ambas entrecruzando sus brazos para tener mejor agarre y así que Tory pudiera levantar a Sam para que pudiera dar una perfecta patada en el aire logrando derribar a ambos hombres, y esta vez ninguno de los dos se pudo levantar de nuevo.
-¡Alto! ¡BIC! ¡No se muevan! –grito Alison apuntándolos con el arma.
Todas las chicas apuntaban, y cuando la camioneta iba a irse, Dulce, Jade y Lauren dispararon hacia los neumáticos. Rápidamente Dulce y Lauren se acercaron al conductor para arrestarlo mientras Lauren no dejaba de apuntar por si se atrevía a sacar un arma o algo que pusiera en peligro la vida de alguna de ellas.
-Una increíble idea intentar secuestrar a alguien cerca de una estación de policía, ¿cierto? –lo miro burlona.
El hombre gruño mientras intentaba soltarse, pero Dulce le apretó un poco más las esposas.
Las chicas arrestaron a los otros dos mientras Mona y Alison revisaban que sus hijas estuvieran bien.
Al volver a la estación Dulce metió al hombre que llevaba a una de las salas de interrogatorio. Las chicas hicieron lo mismo pero en salas diferentes y sin quitarles las esposas para que por ningún motivo pudieran comunicarse.
-Bien chicas, cuéntenos que sucedió –Dulce volvió a su oficina donde ya estaban todas, incluidas Tory, Sam, y las gemelas Grace y Lily, las hijas pequeñas del matrimonio DiLaurentis – Fields.
-Estaba en casa cuidando a Grace y Lily, ambas dormían la siesta, y de un momento a otro mi celular comenzó a sonar como loco. Tenía estos mensajes –les mostro su celular.
Alison lo tomo.
-“Toma a tus hermanas y sube a la camioneta y sigue mis instrucciones, un movimiento en falso y las tres morirán” –leyó el mensaje en voz alta, el cual también tenía dos imágenes; una de Sam en la sala y otra de las gemelas en su habitación.
-¿Nos hackearon? –Dulce miro a Taylor.
-No, imposible. Pero no puse el programa que cree en los celulares de las chicas, tal vez por eso fue fácil para ellos acceder. Aparte la foto de las gemelas es del monitor de bebé.
-Yo nunca estuve convencida de esa cosa –Alison miro a su esposa.
Emily rió suavemente.
-Sam tuvo la idea de conducir hasta aquí y luego bajar y enfrentarlos –conto Tory.
-Por supuesto que tiene todo el instinto suicida de sus madres cuando de enfrentarse al peligro se trata –Mona hablo.
-Y Tory tiene todo el instinto de sus madres de seguir a una DiLaurentis, incluso si es al infierno –se burló Lauren.
-Lo que sea –murmuro Mona rodando los ojos.
Taylor se encogió de hombros y Alison rió.
-Tengo una idea, vamos a fingir que somos uno de ellos y enviarles una foto al único número que tengan registrado –hablo Alison.
-¿De ellas secuestradas? –pregunto Dulce.
-Exacto, tal vez nos lleve a algún punto.
-Podemos intentarlo –dijo Mona.
-Alison y Emily háganlo ustedes, Taylor, Mona y Lena quiero que intenten rastrear el destino de adonde llega la imagen.
-Bien –dijeron al unísono.
-Chicas, lamento el mal rato –miro a ambas adolescentes.
-Para ser honesta me divirtió un poco poder usar lo que se en alguien más que no sea Tory –Sam se encogió de hombros.
-¡Oye! –se quejó la rubia.
Sam rió.
-Vamos chicas –dijo Alison.
Ambas adolescentes asintieron.
-Esperen, antes de que se vayan, Sam y Tory, acérquense –Dulce pidió.
Ambas chicas se miraron y luego se acercaron a la pelirroja.
-¿Qué sucede tía? –pregunto la ojiazul.
-¿Son pareja? –las señalo.
-Si, en karate –respondió Tory.
-No, no, Victoria Hotchkiss Vanderwaal, tu sabes que te estoy preguntando –la miro divertida.
Tory se sonrojo.
-No lo somos –respondió Sam.
-¿No? –las miro sorprendida.
-No.
-¿Alison? –miro a la rubia.
-Dice la verdad.
-¿Cómo lo sabes? –enarco su ceja.
-Miente igual que Emily –se encogió de hombros.
Todas rieron.
-¡Ali! –se quejó la pelinegra.
-Es la verdad –rió entre dientes.
Emily rodo los ojos.
-¿Entonces no están saliendo? –quiso confirmar.
-No lo estamos –respondió Tory.
-¿Y qué esperan? ¿El ataque zombi o algo así?
-No, solo que nosotras…
-¿Nosotras? –Sam enarco su ceja.
-Sí, digo, tú no quieres nada conmigo y yo…
-¿No quiero nada contigo? ¿Acaso sabes lo que yo quiero? –interrumpio.
-No quise decir eso, Sam, yo…
-Solo olvídalo, Hotchkiss –la dejo con la palabra en la boca antes de salir de la oficina.
-Sam, Sam. ¡Sam! ¡Espera! –fue detrás de ella.
Cuando las adolescentes ya no estuvieron cerca, Alison soltó una carcajada.
-¿Tu hija acaba de dejar a la mía con la palabra en la boca? –Mona miro a Alison.
-No es culpa de mi hija que tu hija haya heredado lo lenta de Taylor.
La rubia más alta rodo los ojos.
-Sam es todo tu carácter –dijo Dulce.
-De hecho es el de Alison y Emily combinados –dijo Spencer. –Así que eso lo hace peor.
Dulce rió.
-Vayan por esas niñas, necesito la foto.
-Lo haremos de inmediato –dijo Mona antes de salir de la oficina con las demás siguiéndola detrás.
-Esperare afuera para llevarte –dijo Jade a Angelique antes de salir de la oficina dándoles un poco de espacio a Angelique y Dulce.
-Estás asustada, ¿cierto? –pregunto la rubia.
Dulce suspiro.
-Claro que lo estoy, yo… jamás me perdonaría si algo le pasa a alguien por mi…
-No es tu culpa, Dul –interrumpio. –Nada de lo que está pasando lo es. Ni siquiera el secuestro de Anahí.
-¿Julieta también está involucrada?
-No lo sé, Dul, creo que sí, pero tal vez solo en el de Any. Pero no puedo asegurarte nada.
Dulce solo asintió.
-¿Por qué decidiste hablar?
-Estando aquí nadie sospecharía –se encogió de hombros.
-Eres muy valiente, Angie, gracias –sonrió. –Y de verdad no te preocupes, nada va a pasarte.
-Lo sé –sonrió. –Como te dije, estás loca, y ahora con un arma en tus manos, difícilmente es imposible no tenerte miedo.
Dulce rió.
-Ayudare lo más que pueda. Y gracias por confiar en mí.
-Gracias a ti por confiar en mí.
-Nada que agradecer.
La rubia se dirigió hacia la puerta, pero antes de salir volvió a mirar a Dulce.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Claro.
-¿Por qué ser policía?
-Era mi única forma de poder encontrarla.
Angelique le sonrió con tristeza.
-Podías ser también una asesina asueldo.
-Tal vez –asintió. –Pero no sabría por dónde empezar. Y no todos tienen la culpa de mi desgracia.
-Siempre supe que eras la persona indicada para Anahí, nunca entenderé porque era tan insegura cuando tú siempre demostraste amarla y respetarla.
Dulce sonrió suavemente.
-Mi abuelo siempre decía que en un corazón inseguro es bastante fácil que entre la desconfianza.
-Tu abuelo era increíble, sé que él donde sea que este, está muy orgulloso por la persona en la que te has convertido –poso su mano sobre su hombro.
-Él siempre dijo que el infierno lo esperaba.
Ambas rieron.
-Pero sí, él era increíble. Creo que él siempre supo que Any era el amor de mi vida.
-¿Por qué lo dices?
-Siempre me dijo que nunca la dejaría ir, que la cuidara y el tiempo le daría la razón. Ese hombre nunca se equivocaba –suspiro.
-¿Cómo lo has llevado?
-Ha sido un infierno, Angie, no voy a mentirte –sus lágrimas se deslizaron por sus mejillas. –Deje de dormir porque las pesadillas siempre eran peor que la anterior…
-¿Y…? –la invito a proseguir.
-Siempre he creído que pude hacer más. Correr detrás de ella, sujetarla de la muñeca, no lo sé, solo creo que pude hacer más.
-A veces no lo entendemos, Dul, pero las cosas suceden porque siempre hay un propósito más grande detrás.
La pelirroja asintió.
-Te convertiste en una gran agente, tienes un equipo de mujeres increíble que ha resuelto más casos que cualquier equipo que exista.
-A excepción del equipo del FBI de Austin, Texas donde está el consultor Patrick Jane y su esposa la agente Teresa Lisbon.
Angelique rió.
-Bueno, a excepción de ese equipo, el tuyo también es increíble.
-Lo es –asintió con una pequeña sonrisa.
-Tal vez, la desaparición de Anahí te ayudo a ser esto, y no solo salvaras a Any, vas a salvar a muchas personas más. Duele como sucedió, es cierto, pero recuerda que cuando más oscuro se pone es…
-Porque ya va a salir el sol –la miro con una pequeña sonrisa. –Gracias Angie.
Angelique se atrevió a abrazarla y Dulce no pudo evitar que de nuevo unas pequeñas lagrimas cayeran de sus ojos.
Se escuchó un suave golpe, y ambas chicas lo entendieron.
-Es hora de ir, pero no te preocupes, confió en que todo saldrá bien –beso su mejilla antes de salir de la oficina.
Dulce soltó un sonoro suspiro después de que la rubia saliera de su oficina.
-¿Mamá? –una cabellera castaña se asomó por la puerta.
-¿Karol? ¿Qué sucede cariño? –limpio rápidamente sus lágrimas.
-¿Estabas llorando?
-No, no…
-No es malo llorar –susurro bajando la mirada.
Aquel pequeño gesto le recordaba tanto a Anahí.
-Lo sé –la tomo de la barbilla e hizo que la mirara. –Pero cuando tengas hijos lo entenderás –sonrió suavemente.
Karol solo asintió.
-¿Qué ibas a decirme?
-Los abuelos quieren que vaya a su casa, ¿puedo ir?
-Claro que sí.
-¿No quieres tenerme cerca?
-No es eso, pero estoy a punto de entrar en una misión, así que es bueno que estés con alguien en quien yo aún puedo confiar –sonrió.
-¿Iras por mami?
-Ese es el plan.
Karol sonrió, y Dulce no puedo evitar que su corazón se rompiera.
-Karol, cariño, no quiero crearte expectativas. Así que…
-Sé que la traerás viva, mamá, yo creo en ti –la abrazo.
Dulce sonrió entre lágrimas mientras abrazaba a su hija.
-Karol, vamos –Enrique se asomó por la puerta.
-Anda ve, no hagas esperar a tus abuelos –separo suavemente a su hija de ella. –Especialmente a tu tía, es medio gruñona.
-¡Oye! ¡Te estoy escuchando, Espinosa! –Neni también se asomó y miro mal a la pelirroja.
La ojimarron rió.
-Nos vemos mamá –beso su mejilla. –Y cuídate mucho, ¿sí? No puedo perderte a ti también.
-Estaré bien –tranquilizo.
Dulce dejo un tierno beso sobre la frente de su hija, Karol le sonrió suavemente, después tomo la mano que su abuelo le ofrecía y salió de la oficina.
-Dulce, cuídate mucho, no puedo perder otra hija –dijo Enrique.
-No se preocupe.
Enrique solo asintió.
-Espero que esto esté planeado y no solo sea una misión suicida –Neni enarco su ceja.
-Todo estará bien.
-Por favor cuídate, Dulce, Karol no puede perder a su otra madre –la tomo de los hombros. –Y yo no puedo perder otra hermana –la miro entre lágrimas.
-Cuando todo acabe serás a la primera que voy a llamar, lo prometo.
-Eso espero –dio un ligero apretón en su hombro.
-Voy a dejar a Karol este día con ustedes, pero mañana los quiero a todos en la casa de seguridad que voy a pedir que les asignen. No puedo dejar nada suelto.
-Todo se hará como tú digas, no te preocupes.
-Gracias, Neni –sonrió. –De verdad, muchas gracias.
-Nunca dejamos de ser familia, Dul. Sé que si Any no hubiera desaparecido, ustedes dos estarían casadas.
-O divorciadas.
-No digas esas tonterías –la golpeo.
Dulce rió.
-Ya, vale, lo siento –se disculpó entre risas.
-Idiota –murmuro. –Nos vemos –beso su mejilla.
-Cuídate, Marichelo.
-Tú también.
-Lo hare.
Marichelo la abrazo fuerte antes de dejarla ir y salir de su oficina.
Dulce se quedó pensando un momento hasta que una idea cruzo por su mente.
-¡Eso es!
Rápidamente se acercó a su escritorio, tomo su celular y marco un número, el cual solo usaba para casos de emergencia mayor.
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Una semana más tarde
Un lugar desconocido
-¿Trajiste más mercancía? Con los jefes alejados un tiempo de esto nosotros vamos a tener que mantener el negocio.
-Relájate, lo conseguí. Pero yo creo que deberíamos de quedárnoslas para nosotros –miro detrás a las ocho chicas que se encontraban completamente inconscientes.
-¿Cuántas niñas?
-Tres.
-Carne fresca –sonrió con morbo. –Sepáralas a las ocho, vamos a venderlas al mejor postor.
-¿En serio?
-Parecen sacadas de una revista de super modelos, nos haremos ricos con ellas –rió. – ¿Dónde las encontraste?
-Cerca de una fiesta, se pasaron de copas, y bueno, yo les puse una que otra droga –guiño el ojo.
-Has aprendido bien –palmeo su hombro.
-Gracias –dijo orgulloso. –Ustedes, Christopher, Christian, ayúdenme a moverlas al cuarto VIP.
-¿Por qué?
-No les interesa –los miro serio.
-Ya saben que no deben hacer preguntas –les dijo Alfonso. –La curiosidad mato al gato.
-Pero murió sabiendo.
-¿Me estás retando? –enarco su ceja.
-No, solo respondí –se encogió de hombros.
-Bueno, ya, no vamos a pelear por tonterías –dijo Ucker poniéndose en medio de ambos.
-¿Dónde está Angelique?
-Con Anahí.
Alfonso sonrió.
-Mi hermosa chica.
Ucker y Christian se removieron incomodos.
-¿Ya te acepto? –el otro chico lo miro con burla.
-Ya caerá –dijo sin dejar de sonreír. –Y como su Dulce nunca vino a salvarla como siempre lo pensó, bueno, más fácil caerá ante mí.
El chico sonrió.
-¿Qué no esa idiota es policía?
-Oh, lo es, pero no es rival para mí. Ya no.
-¿Anahí ya cedió ante tus encantos? –Christian disfrazo su preocupación con sarcasmo.
-Cuida como me hablas –lo miro serio.
-Solo bromeaba, no seas llorón –lo enfrento.
-Estaré en la oficina –dijo antes de mirar al otro chico. –Tú, has lo que te pedí. ¡Y rápido! –ordeno.
El otro chico asintió.
Alfonso miro por última vez a Christian antes de alejarse.
-¿Qué te pasa? Nos puede descubrir –Ucker susurro molesto.
-Lo siento, pero si algo le pasa, jamás me lo perdonare –susurro de vuelta.
Ucker suspiro.
-Solo hay que apegarnos al plan y listo.
-¡Ustedes dos dejen de andar de chismosas y ayúdenme! –les ordeno el mismo chico que estaba unos momentos antes con ellos.
Ucker y Christian asintieron y se acercaron a él.
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Cuatro días más tarde
Cerca de ahí
-¿Cómo vamos? –pregunto cierta ojimarron.
-Hasta el momento no hemos recibido ninguna señal.
-Por favor concéntrense, no quiero que nos vayamos a perder nada.
-Tranquila, todo está en orden.
-Eso espero –suspiro.
-Todo irá bien, tranquila, esto está por acabar.
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El lugar desconocido
Todas las chicas y niñas que se encontraban en aquel lugar en donde las habían llevado después de arrebatarles su libertad sabían que había una marca en las personas que se infiltraban, principalmente siempre eran reporteros, lo malo es que entrar era fácil, salir era lo difícil.
-¿Segura? –murmuro una chica.
-Muy segura –murmuro de vuelta.
-Esperemos que esta vez sí logren sacarnos.
-Hola chicas –sonrió cierta ojiazul.
Las niñas también sonrieron.
-Hola Any.
-Vengan, es hora de comer.
-Claro –asintieron. –Pero ellos…
-No están, tranquilas –poso su mano sobre su hombro.
-Any, ellas…
-Lo sé, más reporteras –sonrió con tristeza.
-No, no esta vez –sonrió la niña con felicidad.
-¿Estás segura?
-Tiene una marca diferente, sé que son… –miro a todos lados viendo que nadie las veía o escuchaba– policías –susurro.
Anahí enarco su ceja.
-Vayan al comedor.
Las niñas asintieron.
Anahi miro a las mujeres detrás de ellas y se acercó.
-¿No van a comer? Han pasado cuatro días y solo han tomado agua.
-Estamos bien –respondió una pelinegra con acento cubano.
-¿Rep? –fue directa.
-BIC –respondió una rubia.
Anahi dirigió su mirada hacia ella y la miro de arriba abajo.
La rubia enarco su ceja ante el obvio escaneo, pero no dijo nada, solo sonrió de aquella forma en la que siempre sonreía cuando tramaba algo.
-¿Eres Anahí?
-¿Por qué?
-Te dicen Any, solo lo deduje –encogió sus hombros.
-Lo soy.
-Entonces eres tú.
-¿Yo soy…? –y no pudo terminar su pregunta al ver el pequeño tatuaje de Henna que la rubia tenía en su cadera.
-Es imposible –sus ojos se llenaron de lágrimas.
-No lo es –respondió otra pelinegra.
Anahi las miraba sin saber que responder.
-Fuiste importante para ella, es imposible que te dejara en el olvido –dijo la rubia.
-¿Quién ella? –enarco su ceja.
-Mi esposa –sonrió.
Todas abrieron ligeramente su boca cuando Alison dijo eso.
-¿Quién es tu esposa? –Anahí tenso la mandíbula.
-Dulce. Dulce Espinosa.
-Maldita pelirroja estúpida –murmuro Anahí.
Alison aguanto soltar una carcajada al escucharla decir eso.
-¿Sigue siendo pelirroja?
-Oh sí, una muy sexy pelirroja –sonrió.
Alison miro detrás de ella y con la mirada le dio a entender a su hija que guardara silencio, a lo que Sam solo asintió.
Anahi sintió sus manos hormiguear, pero no podía hacer nada, habían pasado quince años, era obvio que Dulce empezaría de nuevo con alguien más.
-¿Hijas?
-Sí, cuatro –asintió. –Una es de ella, y supongo que tuya. La otra también la adoptamos, se hizo muy amiga de tu hija en el orfanato. Y bueno las otras dos son nuestras.
-Lindo –sonrió tensa.
-Any, Any, ya llegaron –las chicas que Anahí habían mandado al comedor volvieron a entrar.
-Eso es imposible, se supone que hoy se van todo el día –también estaba aterrada.
-Esa es nuestra señal –dijo Alison. –Todas, a sus posiciones –ordeno. –Ustedes salgan de aquí, les avisare cuando sea seguro –miro a Anahí y a las otras dos niñas.
Las tres asintieron y salieron, pero Anahí alcanzo a escuchar a Alison pronunciar cierto nombre y no pudo evitar que su estómago se revolviera.
-Dul, es hora. Todas a sus posiciones –susurro mientras presionaba suavemente su oído.
-Perfecto, vamos para allá –hablo la pelirroja.
-¿Tú quieres que arda Troya, no? –Camila pregunto con una sonrisa divertida.
-No es mi culpa que se quedara a escuchar –se encogió de hombros.
Camila rió suavemente.
-Niñas, por favor, cuídense –miro a Sam, Tory y Merlina –primogénita de Jade y Tori–.
-Tranquila tía, ni siquiera nos verán venir –sonrió la pelinegra.
-Sam, por favor cuídate o tu madre me pedirá el divorcio.
-¿Cuál de las dos? –Sam la miro divertida.
Alison rió.
-La única de la que realmente me importa su opinión.
-Todo estará bien, tía, lo haremos bien –aseguro Tory con una sonrisa.
-Esas son mis chicas –sonrió a las tres.
Las niñas también sonrieron.
-¿Ustedes están listas? –miro a las adultas.
-Lo estamos –respondió la pequeña judía.
-A sus posiciones –dijo Tori.
-Vamos –dijo Alison.
Rápidamente se colocaron a como estaban, y cuando abrieron la puerta, vieron a Alfonso sonreír.
-Podríamos quedarnos con la rubia y la niña de ojos azules. Tenerlas aquí nos traerán muchos clientes.
-Yo opino que primero hay que movernos, siento que la policía en cualquier momento aparecerá.
Alfonso rió.
-¿En serio? ¿Y quién va a alertarla?
-La verdad con el caso de Anahí reabierto y el equipo de Dulce investigando, siendo honesto no creo que tarden en dar con nosotros.
-Sospecha que sus padres están detrás de su secuestro, pero no que su mejor amigo está involucrado también.
-Hola mejor amigo –escucho decir a sus espaldas mientras sentía el cañón de la pistola presionando en su cabeza.
Alfonso trago duro.
-Dul-Dulce –tartamudeo.
-¿Qué paso, Alfonso? ¿Dónde quedo tu confianza? –pregunto burlona.
El pelinegro no sabía que responder.
-¡Dulce! ¡Dos están huyendo! ¡Necesitamos a las demás! –grito Emily.
-Por favor chicas, ayúdenos –miro a las chicas frente a ellas.
-Con mucho gusto –dijo Alison.
-Las demás ya las esperan con sus armas y el chaleco –aviso Dulce a Tori y Alison.
Tori salió rápidamente y las demás la siguieron, pero Alison se detuvo al pasar al lado de Alfonso.
-¿Qué? ¿Hay algo que te guste? –sonrió.
-En realidad no, eres un desperdicio total –sonrió con burla.
Alfonso enfureció.
Alison golpeo a Alfonso entre las piernas y cuando este cayendo de rodillas, le dio una patada en la cara y lo agarro del cabello para que la mirara.
-Te vas a pudrir en la cárcel y voy a mover a todos mis malditos contactos para que te den pena de muerte, a ti y a todos los involucrados.
-¿Por Anahí? –escupió un poco de sangre debido a la patada en su cara.
-No solo por ella, sino por la forma en la que has mirado a mi hija.
-¿Cómo han mirado a mi hija? –pregunto Emily con voz tensa.
Alison sonrió.
-Créeme, no le puse “My Killer” solo porque sonara sexy –lo soltó y después se puso de pie. –Em, te presento al maldito pervertido que quería quedarse a nuestra hija porque le iba a dar muchos clientes.
Alfonso rió.
-También me iba a quedar contigo –la miro.
Emily sintió toda su sangre hervir, y sin Alfonso verla acercarse a él, la pelinegra lo pateo en la cara, haciéndolo caer.
-Todo tuyo –dijo Dulce a Emily.
La pelirroja se alejó y fue corroborando que todo estuviera en orden.
-¡Dulce! Te necesito afuera –Mona hablo.
-Voy para allá.
-¡Emily! ¡No lo vayas a matar! ¡Lo necesitamos para que testifique!
-¡Entendido!
Dulce salió de aquel lugar, y no pudo evitar sonreír al ver a cuatro hombres fuertes y robustos tirados en el suelo mientras Sam y Tory se encontraban de pie y en posición de pelea por si aún les quedaba energía para ponerse de pie.
-¡Esas son mis chicas! –halago Dulce.
Ambas adolescentes la miraron y sonrieron.
-Toda una West Vega –dijo a Merlina, quien sostenía un palo de madera como espada mientras sometía a un tipo en el suelo. –Si intenta levantarse, golpéalo en la cabeza, lo tiene merecido.
-No hare nada, lo juro –sollozo.
Lauren llevaba esposados a Christian y Ucker solo para que no supieran que ellos habían trabajado con la policía.
-¿Qué sucede, Mona? –pregunto a la pequeña morena.
-No hay rastros de Anahí.
-¿Qué? –sintió todo su mundo resquebrajarse.
-Si, al parecer no está aquí.
-¡Dulce! ¡Aquí! –grito Jade.
Dulce corrió hacia la pelinegra y la vio forcejear con Anahí.
-Suéltala, Jade.
La pelinegra hizo lo que se le ordeno.
-¿Any? –susurro.
La ojiazul la miro, y Dulce pudo visualizar el dolor en su mirada.
-¡No te acerques! –sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Nadie va a lastimarte…
-¡Cállate! ¡Nadie me estaba lastimando!
-¿De qué…?
-¡Él me rescato! –interrumpio. – ¡Alfonso! ¡No tú! –las lágrimas corrieron por sus mejillas. –Tú nunca apareciste.
Dulce no pudo evitar que aquellas palabras le dolieran, y a pesar de eso, sabía que algo más estaba pasando, porque Anahí estaba mintiendo.
-Vete, Jade. Déjame a solas con ella –dijo sin mirarla.
-Je…
-Es una orden, West –interrumpio mirándola seriamente.
Jade solo asintió.
-¿Puedo saber por qué estas molesta conmigo?
-Ya te…
-¡No! –interrumpio. –No nos conocemos hace cinco minutos, Anahí Puente, así que dime qué diablos te está pasando.
-Tú me… –sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas.
-¿Yo qué? ¿Qué te hice? –se arrodillo frente a ella.
-Me olvidaste –sollozo.
Dulce la miro sorprendida.
-No te he olvidado, Any –se acercó un poco más.
-Claro que sí –cubrió su cara con sus manos.
Dulce rompió toda distancia y la envolvió en sus brazos.
-No te he olvidado Any –susurro. –Nunca podría, te amo como nunca he amado ni amaría a nadie más que no seas tú.
-Te casaste y tienes tres hijas más.
-¿Me qué? –rompió el abrazo y la miro sorprendida. – ¿Acaso golpeaste tu cabeza y tu ultima neurona murió?
-¡No seas idiota! –la golpeo en el brazo. –Ya sé que te casaste.
-¿Quién te dijo eso?
-Tu esposa.
-¿La rubia de ojos azules?
Anahí asintió.
Dulce sonrió.
-Tienes razón, es mi esposa. Y estoy a nada de quedarme viuda.
-Oh, ¿en serio? –preguntaron a sus espaldas con tono burlón.
Dulce suspiro.
-Deja de inventarme esposas y llévala a la ambulancia, deben revisarla.
-Vamos, Anahí –Alison la ayudo a ponerse de pie.
Dulce se alejó para corroborar que todos los que estaban en esa casa habían sido arrestados.
-¿Dónde está Angelique? –pregunto Anahí.
-Ya la está revisando un médico.
-No estas casada con Dulce, ¿cierto?
-Estas en lo correcto.
-¿Por qué decirme eso?
-Quería saber que tan consciente estabas.
Anahi la miro sin entender.
-Han pasado quince años, Anahí, quería comprobar que no desarrollaste Síndrome de Estocolmo por ninguno de tus captores.
-¿No era más fácil preguntar?
Alison suspiro.
-Créeme, no es tan fácil de detectar –respondió. –Pero al ver la forma en la que me miraste cuando viste el tatuaje y luego como te pusiste cuando realmente creíste que estaba casada conmigo, me confirmo que nada hubiera hecho que la dejaras de amar.
-Es… algo inevitable.
-Supongo –asintió. – ¿Es por el sexo?
Las mejillas de Anahí se pusieron rojas.
-No voy a negarlo, es increíble.
Alison rió.
-Pero no es solo eso.
-¿Qué más? Voy a ser muy honesta, su historia me intriga y más que se sigan amando después de tanto tiempo, sobre todo que ella en esos quince años no tuviera nada con nadie.
-¿Nada? –Anahí la miro sorprendida.
-Nada –confirmo.
-Tal vez por nuestra hija.
-Se acaba de enterar de su hija hace tan solo dos semanas, Anahí, créeme, no es por ella.
-¿Apenas se enteró de Karol? –la miro asustada.
Alison asintió.
-Eso significa que está un poco molesta conmigo, ¿verdad?
-No lo sé, tal vez.
Anahí suspiro.
-¿Puedo conocer a mi hija?
-Después de que te revise un médico –le dijo. –Joven, por favor háganle un chequeo y los estudios necesarios.
-Claro que sí, agente –asintió el paramédico.
-Estas en buenas manos, tranquila –sonrió Alison antes de alejarse.
Anahi subió a la ambulancia con ayuda del paramédico pero no pudo evitar mirar atrás y observar aquel lugar en el que estuvo encerrada durante quince años.
-Ahora está a salvo, señorita, confié en mi –sonrió el paramédico.
-A salvo –murmuro para sí con una pequeña sonrisa.
Busco entre todos los policías a su hermosa pelirroja y cuando la encontró, su corazón no pudo evitar saltarse un latido antes de latir de nuevo como loco.
Dulce sintió sobre ella una mirada, así que cuando sus ojos se encontraron con sus ojos azules favoritos, una pequeña sonrisa se curvo en sus labios. Anahi bajo de la ambulancia y corrió hacia ella.
-Me salvaste –sollozo sobre su hombro.
-Siempre –respondió Dulce dejando un suave beso en su sien.
-Pero que lindas –dijo alguien detrás de ellas. –Lo malo es que ya fue mía también.
Dulce miro detrás de ella y vio a Alfonso –quien era sostenido por Quinn y Emma– sonreírle con burla.
La pelirroja rompió el abrazo con la rubia para después comenzar a retirarse el chaleco, quitarse su placa de la cinturilla de su cinturón y también quito su arma, poniéndolo todo en el piso.
-Suéltenlo –ordeno.
-Dul…
-¡Suéltenlo! –grito.
Las chicas lo soltaron.
-Ven idiota, déjate venir –lo miro furiosa.
Alfonso rió.
-¿En serio? Ella no vale la pena.
Dulce lo golpeo haciéndolo tambalear.
-Repítelo, maldito imbécil –lo sujeto del cuello de su camisa.
-Ella no… –pero no pudo terminar la frase porque Dulce volvió a golpearlo.
Dulce lo soltó y Alfonso cayo directo al suelo, y la pelirroja sin perder el tiempo se le fue encima y comenzó a golpearlo una y otra vez.
-¡Espinosa! ¡Para! –grito Alison.
La rubia corrió rápidamente hacia ella e intento quitarla, pero Dulce estaba poniendo todo su peso y era imposible quitarla.
-¡Swan! ¡Fabray! ¡West! ¡Ayúdenme! –las miro.
Las chicas se acercaron y entre las cuatro intentaron moverla, y cuando lo lograron, Dulce hizo un pequeño movimiento y logro golpearlas a todos en las piernas haciéndolas perder el equilibrio para que cayeran al suelo y la soltaran. Y antes de que volviera a irse sobre Alfonso, Anahi se atravesó en su camino y la abrazo fuerte.
Lauren y Kara sujetaron a Alfonso antes de que siquiera pudiera ponerse de pie, y la rubia lo arresto.
-No, solo para –pidió. –No hizo nada, jamás pudo hacerme nada, lo juro. Por favor cree en mí.
-No puedo creerlo.
-Entonces vas a tener que golpearlo así, porque no pienso soltarte –su agarre alrededor del torso de la pelirroja se hizo más fuerte.
-Any.
-Él no me hizo nada, podrás verlo en los estudios.
-Pero si algo sale, voy a matarlo sin pensarlo.
-Es justo, ahora solo cálmate –sus manos se movían de arriba abajo sobre su espalda intentando tranquilizarla.
Dulce suspiro.
-¡Las piernas! –grito Alison. – ¡Maldita sea! ¿Por qué siempre lo olvido?
Alison, Jade, Emma y Quinn seguían en el suelo sobre sus espaldas.
Dulce rió.
-Porque no me ponen la atención suficiente.
Alison movió su pierna para intentar enredar su pie con el de Dulce y tirarla al suelo, pero la pelirroja fue movida y sobre el pie de Alison había una bota. La rubia miro hacia arriba encontrándose con los ojos azules de Anahí.
-Ese es un movimiento demasiado incorrecto.
-¿Por qué? –enarco su ceja.
-Hazlo –quito su pie.
Dulce volvió a ponerse cerca de ella dándole la espalda, Alison enredo su pie y la tiro, pero Dulce al caer alcanzo a alzar su pierna y golpeo a Alison en la cara haciéndola caer. Se puso rápidamente de rodillas y se colocó sobre ella.
Dulce sonrió engreída y Alison rodo los ojos.
-Ya entendí porque el Quarterback sale con la porrista, si algo le pasa, ella lo va a defender.
Dulce y Anahí rieron.
-Solo si es la correcta –dijo la pelirroja.
Dulce se puso de pie y ayudo a las chicas a ponerse de pie.
-Maldita sea, mi espalda –se quejó Emma.
-Tranquila, le puedes pedir a la Reina Malvada que te prepare un brebaje para el dolor.
Emma rodo los ojos.
-Cuando se convierta en tu consuegra vas a andar llorando –murmuro.
-No te escuche, ¿Cuándo se convierta en mi qué? –enarco su ceja.
Emma sonrió burlona.
-Ah no, pero claro que no –negó Dulce. –Mantén a tu pequeña ser mitológica lejos de mi niña.
Emma soltó una carcajada.
-Mantén tú a tu hija lejos de mi princesa.
-Voy a encerrarla en la torre más alta.
-No lo dudo –dijo entre risas.
-¿Cómo se llama tu hija? –pregunto Anahí.
Dulce no pudo evitar soltar una carcajada al saber porque estaba preguntando.
-Valentina.
-Oh no, no puede ser novia de mi hija.
-¿Por qué no? –la miro confundida.
-Porque Karol no puede tener una novia llamada como una de las ex novias de su madre Dulce.
Todas miraron a Dulce con confusión, ya que ellas sabían que la pelirroja no había tenido otras parejas, solo a Anahí.
-¿Tuviste una novia llamada Valentina? –pregunto Lauren.
-No, no la tuve, pero ella cree que sí.
-Oh, claro que la tuviste –Anahí la miro mal.
-¿Y quién era?
-La capitana del equipo de softball.
Dulce abrió ligeramente la boca para responder, pero prefirió quedarse callada.
-Voy a subirme a la ambulancia –y se alejó.
Cuando se alejó, todas rieron.
-¿En serio? –Jade estaba muy confundida.
-Todas querían a Dulce pero Dulce no quería a ninguna, pero aun así despertaban los celos de Anahí –Alison explico al entender un poco como era el asunto.
-Dul, iré al hospital, al parecer todo bien pero van a practicarme varios exámenes –Angelique se acercó a ellas.
-Está bien, y por favor avísame cualquier cosa –pidió.
-Hecho –sonrió. – ¿Por qué se fue? –miro a su mejor amiga que se encontraba sentada en la ambulancia.
-Porque se acordó de mi novia Valentina.
Angelique rió.
-¿La capitana de softball?
-¿Recuerdas quién era?
-Sí, pelinegra, chaparrita, ojos miel.
Dulce abrió grandes sus ojos.
-¿La chica borracha que se me acerco en aquella fiesta? –pregunto sorprendida.
-Esa misma –asintió entre risas. –Nunca le contaste, ¿cierto?
-Angelique, tú lo has dicho muchas veces. Yo estoy loca, y es muy cierto. Pero suicida no soy.
Todas rieron.
-Ya me voy antes de que piense que yo también quería contigo –comenzó a alejarse.
-¡Sé que era así!
-¡Lo que te haga dormir por la noche! –respondió.
-Bueno, nuestro trabajo aquí está hecho, debemos volver a la comisaria y hacer todo el papeleo –suspiro.
-Pensé que eso lo hacia la Jefa –dijo Lauren.
-Cierto –sonrió la pelirroja. –Mi amor, hazte cargo –miro con burla a la ojiazul.
La rubia rodo los ojos.
-Te matare mientras duermes, lo juro.
-Bien, pero antes haces el papeleo –rió.
-Ugh –se quejó la rubia.
-Por cierto, Camila, Rachel y Selena, muchas gracias por su colaboración –se acercó a cada chica y las abrazo.
-Nada que agradecer, te amamos Dul, y esto traería mucha paz a tu alma y también a la de varios padres, así que ayudar fue un gran placer –Rachel la miraba con una suave sonrisa.
-También las quiero chicas.
Las chicas comenzaron a subir a las camionetas, pero Dulce antes de subir se acercó a la ambulancia.
-¿Quieres ir aquí?
-¿Vas a llevarme?
-Solo si quieres –sonrió.
-Vamos –bajo de la ambulancia y se acercó a la camioneta de la pelirroja.
Dulce la miraba y simplemente aún era increíble para ella creer que su mejor amiga, su primer amor, la madre de su hija, la mujer y amor de su vida realmente estaba ahí.
-¿Vienes? –pregunto la ojiazul.
-Claro –asintió.
Movió su mano suavemente a su brazo y sintió un pequeño pinchazo.
-Auch –se quejó.
Alison rió.
-No me mires así, tu ibas a pellizcarte, yo te ayude –la mire burlona.
Dulce rodo los ojos.
-Lidera el camino, DiLaurentis.
-Claro, Jefa –subió a su camioneta.
Dulce subió a su camioneta, se colocó el cinturón y verifico que Anahí también lo tuviera antes de poner la camioneta en marcha.
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Hospital de Sacramento
-¡Señorita! ¡Señorita! ¿Habitación de la paciente Espinosa? –pregunto Marichelo al llegar a recepción.
-¿Quién es usted?
-Su cuñada.
-Habitación 296, segundo piso.
-Gracias –dijo antes de correr hacia el elevador.
-Muchas gracias, Mary –sonrió la pelirroja.
-De nada, agente Espinosa –también sonrió.
Dulce se alejó de recepción y volvió al segundo piso, no quería perderse de todo lo que Marichelo estaba por decirle.
-¡Estúpida pelirroja! ¡Te di…! –se quedó callada al ver a la persona que estaba en la habitación.
La rubia que se encontraba recostada en la cama estaba sonriendo.
-Hola Neni.
-Dios mío –murmuro. – ¿Any? ¿De verdad eres tú?
-La misma.
-No puedo creerlo –sus lágrimas caían de sus ojos. –Lo logro.
-Todo lo que se propone lo consigue, ¿cierto?
-No puedo creerlo –sin perder más tiempo se acercó a su hermana menor y la envolvió en sus brazos. – ¿Por qué querría matarme de un paro cardiaco?
-Para ponerlo en tu lapida –una voz burlona dijo detrás de ella.
Marichelo rompió el abrazo con Anahí y se giró sobre sus talones para mirar detrás de ella.
-Eres una estúpida –se acercó a ella y la tomo de las mejillas. –Si estás bien, ¿verdad? –la inspeccionaba de arriba abajo.
-Sí, Neni, lo estoy –asintió.
-¡Dios! ¡Eres una estúpida! –la golpeo en el brazo. – ¡Me asustaste mucho! Realmente creí que estabas herida.
Dulce rió.
-Lo siento –se disculpó.
-Lo que sea –la golpeo de nuevo.
Dulce iba a volver a habar cuando las alarmas de emergencia del hospital se escucharon por todo el hospital.
-Quédense aquí, no se muevan –pidió mientras tomaba su arma que se encontraba en su espalda.
-Íbamos a ir de shopping, Dulce –Marichelo dijo sarcásticamente.
-Marichelo, no es el momento –dijo antes de salir de la habitación.
La pelirroja se acercó al barandal y podía ver lo que estaba sucediendo. Por alguna extraña razón, que aún no sabía cómo había sucedido, Alfonso había logrado escapar y ahora tenía a su hija como rehén, al igual que a Enrique y a Tisha, pero a la única que apuntaba a la cabeza con un arma era a su hija.
-¿¡Dónde está Dulce!? –Alfonso estaba histérico.
-¡Baja el arma! ¡Ahora! –grito Alison.
Su equipo también le estaba apuntando.
-¡Alfonso! ¡Baja el arma! –grito Lauren.
-¡Ríndete! ¡No tienes salida! –esta vez fue Spencer.
Dulce se encontraba buscando alguna forma de poder hacer que soltara el arma, y la única que se le ocurrió, sabía que podía costarle la vida si algo salía mal.
-¿¡Donde está Dulce!? –volvió a gritar.
-¿Qué es lo que quieres? –pregunto la pelirroja.
Todas miraron hacia arriba, incluso el.
-¡Baja maldita cobarde! –grito.
Dulce no pudo evitar reírse.
-¿¡Qué es tan gracioso!? –la miro furioso.
-Tú.
Las facciones del pelinegro se endurecieron.
-¡Pídeles que bajen las armas!
Dulce enarco su ceja.
-¡O la mato! –presiono un poco más el cañón en la sien de Karol.
La pequeña castaña solo cerro los ojos con fuerza.
-Bajen las armas –ordeno Dulce.
-¿Qué? –todas preguntaron al unísono.
-¡Bajen las armas! ¡Es una orden!
Todas comenzaron a bajar las armas.
-¡Karol! ¡Cariño, mírame! –pidió.
La niña abrió sus ojos y miro a su madre.
-Estarás bien, ¿Ok? Todo estará bien.
Karol asintió.
-¿Me crees?
-Sí, mamá, te creo –sonrió suavemente a pesar de lo muy asustada que se encontraba.
Dulce sonrió.
-DiLaurentis, baja el arma –miro a la rubia.
-No –se negó la rubia, quien no había dejado de apuntar a Alfonso.
-Baja el arma o ella se muere –amenazo Alfonso.
-Alison, baja el arma –Dulce la miro seriamente.
Alison miro a Dulce, y después de unos segundos, bajo el arma y asintió.
-Pateen sus armas hacia mí, ¡ahora! –grito.
Todas se miraron antes de patearlas lejos de ellas.
-Suéltala –dijeron detrás de él.
Alfonso miro sobre su hombro y se encontró con una chica rubia, más alta que Karol pero de la misma edad.
El pelinegro rió.
-¿Valentina? –susurro Emma. – ¿Qué demonios haces aquí?
-Voy a salvarla –respondió sin mirar a su madre.
-Tu madre va a asesinarme –dijo aterrada.
Todas aguantaron soltar una carcajada ante la cara de pánico de Emma.
-No voy a dejar que le haga daño, mamá.
-¿En serio? –enarco su ceja. –Y si lo hago, ¿qué? ¿Vas a matarme?
-Podemos intentarlo –dijeron Sam y Tory al unísono.
Alfonso volvió a reír.
-Debí tomarte a ti y no a ella –miro a Sam de arriba abajo.
Alison y Emily apretaron sus puños con fuerza, pero no fueron las únicas.
-No te tengo miedo –la ojiazul dio un paso al frente.
Alfonso soltó a Karol y dio un paso más cerca de Sam, pero antes de llegar a ella, Sam lo pateo entre las piernas haciéndolo caer de rodillas.
Las Emison sonrieron orgullosas de su primogénita.
-¿Qué fue lo que dijiste de ella? –Tory lo tomo del cuello de la camisa.
-Que debí tomarla a ella –sonrió.
Tory le dio un puñetazo.
-Borra su imagen de tu pervertida mente –siseo.
El pelinegro escupió un poco de sangre.
-Patética –se burló. – ¿La amas? Porque estoy segura que tú también eres un maldito fenó… –pero no pudo terminar de decir nada porque un pie se impactó contra su cara.
-¡No te atrevas a insultarla! –Sam estaba furiosa. –Tory, ¿estás bien? –miro a la rubia. – ¿Tory?
Tory se había quedado estática al entender lo que Alfonso iba a decirle, y ante esa distracción, Alfonso las golpeo en las piernas y las hizo caer, dándole la oportunidad de correr. Dulce también corrió por el pasillo del hospital, y antes de que Alfonso lograra llegar a la salida, la pelirroja salto del segundo piso cayendo sobre él, pero logrando poner su brazo bajo la cabeza de Alfonso para que no fuera a morir por un golpe, pero eso no impidió que se le rompiera la nariz ante el impacto de su cara contra el suelo y el peso de Dulce sobre su costado.
POV Anahí
Durante los quince años que estuve fuera del radar, realmente creí que estaba perdida. Mis esperanzas morían un poco cada día que pasaba, pero también se renovaban cada que lograba soñar con Dulce y que ella venía a mi rescate. Nunca sabré a ciencia cierta si me estaba volviendo loca o ella de verdad me visitaba en sueños para que yo no me rindiera, pero como haya sido, realmente agradezco que al día de hoy yo esté viva.
Cuando vi que llegaron más chicas a aquel lugar, realmente creí que nunca iba a salir, creí que eran más reporteras, pero grande fue mi sorpresa cuando descubrí que eran de la policía. Eran el equipo de Dulce. De mi hermosa y sexy pelirroja.
No voy a negarlo, cuando realmente le creí a aquella rubia que Dulce era su esposa, todo mi interior se revolvió, pero mi corazón se rompió en miles de pedazos. La sola idea de imaginar que Dulce solo me había dejado atrás me mataba, pero mi corazón volvió a reconstruirse cuando la escuche decirme que ella nunca me olvidaría, que nunca podría hacerlo, que me amaba y nunca amaría a nadie que no fuera yo.
-Any, no te muevas –Marichelo intentaba que no me moviera de la cama.
-Quiero saber que está sucediendo –me levante de la cama.
-Estas delicada.
-No lo estoy, estoy bien, solo me dijeron que me quedara aquí hasta que Dulce firmara el alta.
-¿Por qué Dulce?
-Porque ella esta como responsable de mí –explique.
Me acerque a la puerta, y al ver todo lo que estaba sucediendo sentí un dolor agudo en mi pecho al saber que la niña que Alfonso sostenía era mi hija. No importa cuánto tiempo haya pasado, yo jamás olvidaría esos ojos.
-Any, vuelve aquí, Dulce va a enojarse.
-No me importa –respondí.
Sentí mi corazón relajarse un poco cuando vi a Alfonso huir, sabía que lo atraparían en algún momento, pero no estaba preparada para ver a Dulce saltar del segundo piso.
-¡Dulce! –grite.
Corrí a asomarme y solté un sonoro suspiro cuando la vi mirar hacia mí y sonreír suavemente mientras todas las chicas de su equipo sometían a Alfonso y lo esposaban.
-Yo siempre he dicho que está loca –dijo una voz a mi costado.
La mire y reí suavemente.
-¿Cómo estás?
-Bien –sonrió. – ¿Y tú?
-También bien –asentí.
-¿Quieres bajar?
-Sí, necesito saber que está bien.
Angelique me tomo de la mano y bajamos hacia donde estaban todas con Marichelo siguiéndonos detrás.
-¡Dul! –corrí hacia ella y me puse de rodillas. – ¿Estás bien?
-Pregunta seria, ¿estoy en el cielo o en el infierno? –intercalo su mirada entre Angelique y yo.
Mi rubia mejor amiga rodo los ojos y Dulce rió.
-Imbécil –la pateo pero sin intención de lastimarla.
-¿Puedes levantarte? –Alison le pregunto.
-Me duele la espalda –se quejó. –Sam, se buena con tu tía y dame una buena patada en la espalda –se colocó boca abajo.
La pequeña castaña miro a Alison.
-¿Estás segura? –la miro con preocupación.
-Puedo hacerlo yo –dijo una chica pelinegra alta.
-¡No! –grito Dulce. –Quiero alguien con técnica, por eso se lo pido a Sam, si realmente quisiera morir te lo hubiera pedido a ti Jade.
La pelinegra rió.
-¿Mamás? –miro a Alison y a una morena alta.
-Bien –acepto Alison.
-Lo siento por adelantado, tía –se disculpó.
-Está bien –murmuro.
Sam respiro hondo antes dejar de caer su pie sobre la espalda Dulce, de la cual se escuchó un pequeño crujido.
-¡Ah! –grito Dulce.
-¿Funciono? –pregunto Sam asustada y con ojos entrecerrados.
Dulce se puso de pie y se estiro, verificando que ya no doliera.
-Todo perfecto, gracias Sammy –dejo un beso en su frente. –Y chicas fue muy arriesgado, pero gracias –miro a una chica rubia más alta que Sam y Karol. –Valentina, de verdad fue muy arriesgado. Si algo te pasa, a nosotras nos van a convertir en sapos o algo peor.
-¿Quién dice que te dejaría vivir? –se escuchó preguntar a una pelinegra un poco más alta que Dulce.
-Yo solo suponía.
-Pues siempre supón lo peor –enarco su ceja.
Dulce rió.
-El embarazo te cae mal, Gina, no vuelvas a tener más hijos –se burló.
La pelinegra rodo los ojos.
-¿Qué haces aquí? –Emma pregunto.
Creo que así se llama, no lo sé.
-Yo la traje.
-¿Hablas en serio? –la miro seriamente.
-Em…
-No –interrumpio. –Valentina está castigada.
-Valdrá la pena si… –se quedó callada.
-¿Si, qué? –pregunto Dulce.
-¿Puedo salir con Karol?
-Claro –se encogió de hombros.
-No, tía Dulce, me refiero a salir con ella en un plan de cita –se sonrojo.
Karol bajo la mirada y se sonrojo.
-Negócialo con ella –Dulce me miro.
Valentina me miro pero no fue la única ya que Karol también dirigió su mirada hacia mi haciendo sus ojitos cristalizarse.
-¿Mami? –se acercó a mí a paso lento.
-Hola bebé –susurre entre lágrimas.
-Mami –me abrazo fuerte por la cintura.
Envolví mis brazos alrededor de su pequeño cuerpo y solté un pequeño sollozo.
-Alejarte de mí fue lo más difícil que he hecho, pero era la única forma de sacarte de ahí y protegerte. Espero algún día puedas perdonarme.
-No tengo nada que perdonarte –sollozo.
La abrace más fuerte.
Mire a Dulce y vi que nos miraba con una pequeña sonrisa.
-Lo siento, Dul, jamás debí habértela ocultado.
Dulce suspiro.
-No voy a mentir, estaba enojada contigo, pero creo que sin saberlo tu plan de ocultarla fue bueno –sonrió suavemente. –Ahora voy a firmar tu alta e iras con ellas a la casa de seguridad.
-¿Hasta cuándo?
-Hasta que cierre el caso.
Separe un poco a Karol de mi pero la tome de la mano y me acerque a Dulce.
-Cuando todo termine, tu y yo hablaremos, ¿cierto?
-Claro –asintió.
Me acerque un poco más y deje un pequeño beso sobre sus labios, y unas pequeñas lágrimas resbalaron de los ojos de ambas.
-Hace quince años debí regresar sobre mis pasos y dejar que me llevaras a casa.
-Hace quince años debí ir detrás de ti, no dejarte ir.
-No me dejes ir de nuevo.
-No huyas de nuevo de mí.
-Nunca más.
Dulce sonrió y me abrazo.
-Gracias por nunca dejar de buscarme.
-Eres lo único que le da sentido a mi vida, Any, era obvio que nunca iba a dejar de buscarte.
Sonreí y volví a dejar otro pequeño beso sobre sus labios.
-Puedes salir con nuestra hija, Valentina –mire a la rubia que nos miraba con una sonrisa.
-¿En serio? –sus ojos azules brillaron.
-Solo si Karol quiere –mire a mi hija.
-¿Quieres? –Dulce enarco su ceja.
Rodé los ojos y la golpee en el brazo.
-Dul, no seas así –regañe.
Dulce rió.
-Lo que te haga feliz, está bien –sonrió a Karol. –Incluso si eso incluye a la hija de la Reina Malvada.
Todas rieron.
-Ya te habías tardado –la pelinegra rodo los ojos. –Regina Mills –estiro su mano.
-Anahí Puente –estreche su mano.
-¿Entonces de verdad puedo salir con Valu? –Karol miraba a Dulce con una gran sonrisa.
-Claro –asintió con una pequeña sonrisa.
-Gracias mamá –la abrazo. –Y gracias por convencerla, mami –me abrazo a mi después de soltar a Dulce.
-Nada que agradecer –dijimos al unísono.
-Voy a firmar el alta, tu ve por tus cosas e iras con Regina en su camioneta, ella sabe dónde ir.
-Está bien –sonreí.
-Ustedes vayan a la estación y ayúdenle a Alison con el papeleo, tenemos que cerrar este caso lo antes posible.
-Lo haremos –dijo Alison antes de comenzar a alejarse con las demás siguiéndola detrás.
Dulce dejo un beso en mi mejilla, uno en la cabeza de Karol y se alejó.
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POV Omnisciente
BIC (Buro de Investigación de California)
Días más tarde
-Aquí está lo que me pediste, Dulce –Alison entro a la oficina de la pelirroja y le entrego unos documentos.
Dulce los tomo y los leyó.
-Perfecto –sonrió.
La pelirroja se levantó de su asiento y se acercó a las salas de interrogatorio.
-¿Estamos listas? –miro a Kara, Quinn y Spencer.
-Lo estamos –dijeron al unísono.
-Bien –entro a la sala.
Dulce miro a las personas sentadas frente a la mesa y realmente aun no podía creerlo.
-Firmen esto –puso los documentos sobre la mesa.
-¿Qué es? –pregunto Blanca.
-Es una declaración en la que aceptan todos los cargos y que también aceptan la pena de muerte.
-No pueden darnos pena de muerte –Fernando miro aterrado a Dulce.
-Hicieron lo que quisieron con vidas inocentes, creo que la pena de muerte les dará a esas familias un poco de la justicia que realmente se merecen.
-¿Y tu familia? ¿Qué hay de ella? –Blanca miro a su hija.
-También lo hago por mi familia.
-Si eso fuera, no nos…
-No hablo de ustedes –interrumpio. –Ustedes ya no lo son. Yo hablo de Anahí, mi hija, y los padres y hermana de Anahí.
Blanca enarco su ceja.
-No puedo creer que pongas a esa sobre tu familia.
-No puedo creer que hicieras todo lo que hiciste por dinero.
-¡Lo hicimos por ti! –grito Fernando.
-¿Por mí? –rió irónica. –Y a mí, ¿en qué me beneficia?
-Una vida digna.
Dulce negó.
-¿Van a firmar?
-Solo si así nos perdonaras –respondió Blanca mientras tomaba los documentos.
Dulce no respondió.
Blanca coloco su firma, y Fernando después de pensarlo mucho también firmo.
-Agentes, pueden entrar –tomo los documentos.
Kara y Quinn entraron y arrestaron a los padres de Dulce, mientras Spencer tomaba los documentos que la ojimarron le entregaba.
-Dulce, ¿nos perdonaras? –pregunto Blanca antes de que Kara se la llevara.
-Eso nunca sucederá –fue su respuesta antes de salir de la oficina.
Blanca, Fernando y todos sus cómplices serían trasladados a una cárcel de máxima seguridad hasta el día del juicio, el cual sería en tres días.
-¡Dulce! –grito una voz que la pelirroja tenía bastante tiempo sin ver.
Dulce miro hacia aquella persona y sus ojos no pudieron evitar cristalizarse.
-Oh, Dul –se acercó hasta a ella y la envolvió en sus brazos.
-Lo sentimos tanto, Dulce, debimos decírtelo –dijo otra voz.
Dulce rompió el contacto y las miro.
-¿De qué hablas? ¿Ustedes lo sabían? –su tono era molesto.
-Dul, nosotras…
-¡Son mis hermanas! –interrumpio. –Creí que…
-No es tan sencillo –interrumpio Claudia.
-¿De qué hablas?
-Vamos a tu oficina.
-Bien –acepto. –Chicas, vamos –miro a su equipo antes de entrar a su oficina.
Las chicas no tardaron en seguirla.
Claudia y Blanca estaban nerviosas, no sabían cómo Dulce iba a reaccionar ante lo que iban a decirle, y temían demasiado que la nueva información cambiara la vida de su pequeña hermana para siempre.
-¿Qué sucede? –pregunto Dulce cuando ya todas estaban en su oficina, incluidas Kara y Quinn.
Blanca suspiro.
-Nosotras sabíamos lo que estaba pasando –hablo.
-¿Ustedes sabían que tenían a Anahí?
-¿Qué? No –dijo rápidamente.
-Pero no parecen sorprendidas –las miro dolida.
-Dul, escucha con mucha atención porque esto es más que solo secuestrar a la novia embarazada de mi hija adolescente –dijo Blanca.
-No entiendo.
-El plan inicial ibas a ser tú –dijo Blanca por encima de un susurro.
Todas las chicas al escuchar eso sintieron su respiración atorarse en sus pulmones, pero ninguna podía imaginar lo que había ocasionado en Dulce.
-Ellos solo veían tener hijos como negocio, no más.
-¿Ustedes…? –dejo la pregunta al aire.
-Si –asintió Claudia.
-Empezaron conmigo –hablo Blanca. –Ya sabes, siendo la mayor, con el primero es con el que experimentan, pero vieron que ese experimento funciono así que siguieron Claudia. En algún momento creímos que pararían, que nos dejarían en paz, pero solo eran ilusiones, entonces llegaste tú, pero cambiaste todo.
Dulce las miro confundida.
-Eres intersexual, así que nadie te querría, pero si podrías atraer a las chicas, pero tu alejabas a todas –rió suavemente ante el recuerdo.
Dulce también rió.
-Pero Anahí llego y te atrapo, fue la única que ha tenido ese efecto –Claudia sonrió. –Mamá la vio y creyó que era la candidata perfecta para remplazarte, pero nunca imagino que tú la querrías y defendederas con tu vida, por eso se molestaban cada que te metías en problemas por ella, sabían que sería difícil alejarla de tu vida y que tú te quedaras de brazos cruzados.
-Entonces se enteraron que Anahí estaba embarazada, ¿Cómo? Para ser honesta no lo sabemos, pero se enteraron, supongo que su plan era también usar a tu hija o hijo.
Dulce solo asintió.
-El juicio es en tres días, ¿estarían dispuestas a contar esto?
-Claro que sí, Dul –dijo Claudia. –Somos tus hermanas, y tal vez pudimos hacer más, pero no sabíamos cómo. Y la verdad nos daba mucho miedo hablar y que a ti te hicieran algo, tienen muchas influencias.
Dulce sonrió pero era más como una mueca, porque la frase “pudimos hacer más” era lo mismo que ella se decía cuando secuestraron a Anahí y ella no pudo hacer nada para impedirlo.
-Vengan conmigo, necesito grabarlas, y después serán llevadas a protección para testigos –dijo Jade.
-¿Saben quiénes son sus influencias? –pregunto Alison.
-Sí, pero son muy peligrosos.
-No se preocupen, de eso nos encargaremos nosotras –dijo la rubia.
Ambas hermanas solo asintieron.
-Lo sentimos demasiado, Dul, en serio –ambas miraban a su hermana.
Dulce solo asentía sin saber realmente que decir.
Claudia y Blanca se acercaron a su hermana y la envolvieron en sus brazos antes de salir de la oficina y seguir a Jade.
-Dulce, ¿estás bien? –pregunto Kara.
-Lo estaré –asintió.
Las chicas se miraban sin saber que decir.
-Hay personas que tienen hijos pero eso no los hace padres, no si los lastiman. Hay personas que tienen hijos y son padres por su forma de tratarlos. Recuérdalo siempre, tú perteneces al segundo grupo –le dijo Mona antes de dejar un suave beso en su mejilla para después salir de la oficina.
Las chicas le daban un pequeño abrazo de consuelo o un pequeño apretón en su hombro antes de salir de su oficina y dejarla sola, sabían que necesitaba un poco de espacio.
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Tribunal de California
Sacramento, California
Tres días después
Después de conseguir todas las pruebas, nadie había querido representar a Blanca y Fernando ni a ninguno de sus cómplices, ni siquiera sus propios abogados porque ellos también estaban demandados por los fraudes que habían en su contra. El equipo de Dulce se había unido con el equipo del FBI de San Antonio, Texas el cual era el equipo liderado por Kimball Cho, o mejor conocido el equipo donde estaba el consultor más brillante, Patrick Jane, y también con el equipo Cyber (también perteneciente al FBI) de Quántico, Virginia. El FBI, El BIC y el quipo Cyber (policía cibernética) se habían unido para atrapar una de las redes más grandes de Trata de personas.
La agente Avery Ryan, El agente Kimball Cho y la agente Alison DiLaurentis (ya que ella seguía al frente de la investigación) se encontraban sentados del lado de la defensa. Los tres equipos se encontraban sentados de ese lado, y los testigos por falta de lugares se encontraban sentados del lado de los acusados.
-Muy bien, vamos a comenzar –el juez golpeo su mallete. –Debido a las pruebas reunida por tres de nuestros mejores equipos, solo se van a presentar las pruebas, se escucharan a algunas de las víctimas, también a algunos testigos, y después el jurado tendrá tres horas para deliberar –los miro. – ¿Todos estamos de acuerdo?
-No tenemos abogado que nos defienda –se quejó Blanca.
-No se preocupe, se le asignara uno de oficio, pero déjenme decirles que nadie quiso tomar su caso, y para ser honesto, no puedo culparlos –los miro seriamente.
Blanca y Fernando suspiraron.
-Muy bien, empecemos con el primer testigo –dijo el juez.
-Se llama al estrado a la señorita Blanca Ireri Espinosa Saviñón –dijo el abogado de oficio.
Blanca y Fernando se pusieron pálidos al escuchar el nombre de su primogénita.
Blanca soltó un sonoro suspiro antes de acercarse al estrado y después de poner su mano sobre la biblia y jurar decir la verdad tomo asiento. El abogado de oficio comienzo con pequeñas preguntas antes de pasar a las importantes, y después fue el turno de Angelique.
-Se llama al estrado a la señorita Angelique Monique Paulette Boyer Rousseau –dijo el abogado.
La rubia soltó un sonoro suspiro antes de poner su mano sobre la biblia y jurar decir la verdad.
Dulce escucho la declaración de su hermana mayor, escucho la de Angelique y tenía demasiado sentimientos encontrados, pero todos eran negativos, lo cual le estaban dando un dolor de cabeza, cuerpo y estomago horrible.
-Muy bien, señorita Boyer, puede tomar asiento –dijo el abogado.
Angelique se levantó del estrado y camino a su lugar.
-Agente Espinosa, ¿se encuentra bien? –el abogado la miro preocupado.
-¿Puedo salir?
-Claro que sí.
Dulce salió corriendo hacia el baño y Demi y Taylor salieron detrás de ella.
-Todo está bien, tranquila –Demi sostenía su cabello.
Dulce devolvió todo hasta que lo único que salía de ella era la bilis.
-Toma, limpia tu boca –Taylor le extendió papel higiénico húmedo.
La pelirroja lo tomo y limpio su boca después de sentarse en el suelo.
-Aquí está el cepillo y la pasta que me pediste –Selena, la esposa de Demi, entro al baño y se lo entrego a su pelinegra.
-Gracias –sonrió Demi.
-¿Necesitas algo más? –miro a Dulce.
La ojimarron negó.
-Dul, necesitan que regreses, es tu turno –dijo Taylor leyendo el mensaje que su esposa le había mandado.
-Un minuto –pidió.
Dulce se levantó del suelo con ayuda de Demi, tomo el cepillo y la pasta que le ofrecía y lavo su boca.
-Gracias, Selena –sonrió suavemente a la pelinegra a través del espejo.
-Nada que agradecer –también sonrió.
Dulce tomo un par de respiraciones antes de salir del baño y volver a la sala con las demás siguiéndola detrás.
Cuando Dulce volvió a entrar a la sala, Anahí estaba terminando de declarar. La rubia sonrió suavemente cuando vio a la pelirroja un poco más relajada.
-Gracias, señorita Puente, puede tomar asiento –dijo el abogado. –Antes de llamar al último testigo, agente Espinosa, ¿se encuentra mejor?
-Sí, creo que si –fue honesta.
El abogado asintió.
-Muy bien, como último testigo, se llama al estrado a la agente Dulce María Espinosa Saviñón.
Dulce sintiendo sus piernas flaquear y sintiendo escalofríos en todo el cuerpo se acercó al estrado, y después de jurar sobre la biblia, tomo asiento.
-Muy bien, agente Espinosa, ¿Qué edad tenía cuando la señorita Puente fue secuestrada?
-Tenia quince años.
-¿Y ella?
-También.
-¿Cuál era su relación con ella antes de su secuestro?
-Era mi novia.
-¿Sabía que la señorita Puente estaba embarazada?
-No, era algo que desconocía.
-¿Cuándo se enteró?
-El mismo día que reabrimos el caso.
El abogado asintió.
-¿Usted sospechaba de sus padres?
-No al principio.
-¿Cuándo comenzó a sospechar?
-Cuando comencé a reconstruir el caso. Había cosas que no cuadraban, como por qué llevársela a ella y no a ambas. Normalmente en un secuestro intentan no dejar testigos.
-¿Es cierto que usted los siguió?
-Los seguí, hasta que llegamos a un callejón oscuro y uno de ellos bajo y comenzó a disparar hacia mi auto.
-¿Le importaría mostrarnos la marca de bala que le quedo en su hombro?
-Está bien –asintió la pelirroja.
Dulce se levantó del estrado, desabotono su blusa y se la quitó, revelando sus bien formados abdominales, pero también la marca de bala que había quedado en su hombro.
-Quiero recordar al jurado, que a pesar de que estoy defendiendo a la señora Blanca y a su esposo Fernando Espinosa, yo no quería hacerlo, no sabiendo todo lo que hicieron y que incluso que no les importo que casi mataban a su propia hija.
-¡Lastimarla no era el plan! –grito Blanca. – ¡Solo queríamos a Anahí fuera de su vida!
-La forma en la que lo hizo nunca será la correcta, señora Espinosa –el abogado la miro seriamente. -Puede volver a ponerse su blusa, agente –miro a la pelirroja.
-Todavía no –dijo alguien del público.
Dulce bajo la mirada para no soltar la carcajada al imaginar la cara de Anahí al escuchar eso.
-Señor Juez, ¿me puedo acercar? –hablo Anahí.
-Ah, sí, claro –asintió confundido.
La ojiazul se levantó de su lugar, se acercó a Dulce y comenzó a abotonarle la blusa.
-Lo estas disfrutando, ¿cierto? –hablo entre dientes.
-Como no tienes idea –respondió burlona.
Anahí rodo los ojos.
-No me hagas enojar –dijo antes de alejarse.
Dulce rió suavemente.
-Una última pregunta, agente.
-Lo escucho.
-¿Por qué busca que se les de pena de muerte?
-Mi hermana mayor me lleva siete años, así que ellos vienen haciendo esto desde que ella tiene siete años. Han arruinado vidas, dejado a padres sin hijas, a hijos sin madres, a un novio, novia, esposo o esposa sin su esposa o novia. Creo que es algo justo.
-¿Algo? –la miro sorprendido.
-Son dos vidas, eso no equivale ni a un uno por ciento de vidas que han arruinado.
Todos los presentes estaban sorprendidos con su respuesta, pero también podían ver que no estaba cortada con la misma tijera que sus padres. Esta vez, la manzana había caído demasiado lejos del árbol.
-Muy bien, eso es todo agente.
Dulce bajo del estrado y tomo asiento.
-Muy bien, ahora si después de poner todas las pruebas sobre la mesa, el jurado tendrá tres horas para deliberar –el Juez hablo.
-Con todo respeto, Juez, no lo necesitamos –uno de los del jurado se puso de pie. –Todos estamos de acuerdo desde que escuchamos al primer testigo.
-¿Seguros que quieren deliberar ahora?
-Estamos seguros –respondió por todo el jurado.
-Entonces adelante.
-El jurado ha llegado a un acuerdo, y después de haber escuchado a los testigos y ver todas las pruebas, nosotros el jurado declaramos a la señora Blanca Saviñón y al señor Fernando Espinosa culpables y también secundamos la petición de la agente Dulce María Espinosa Saviñón que a los señores se les de la pena de muerte.
-Si el jurado así lo ha decidido, yo también apoyo la petición –golpeo su mallete.
Demi y Lauren se acercaron a Blanca y Fernando y los esposaron. Jade y Alison las acompañarían.
-Los cargos por cómplice, secuestro, y varios cargos más para el señor Alfonso Herrera también son aceptados, y el jurado lo declara culpable, y también acepta la petición de que se le dé pena de muerte.
-¡No! –grito el pelinegro. –Dulce, por favor, no dejes que lo hagan –comenzó a retorcerse cuando Kara lo esposo. –Por favor, somos mejores amigos –lloro.
Dulce lo ignoro por completo.
Después de que todos los cómplices fueran declarados culpables y dado la sentencia de pena de muerte, la gente comenzó a salir.
-Agente Espinosa, Agente Cho y Agente Avery, estoy muy orgulloso de que ustedes tres se unieran y reunieran las pruebas suficientes para atrapar a una de las redes más grandes de trata de personas.
-Es todo un placer hacer mi trabajo –dijo Dulce.
-Coincido con la agente Espinosa –dijo la agente Avery.
-Opino lo mismo –hablo el agente Cho.
El Juez sonrió.
-Agente Espinosa, sé que es muy difícil lo que ha sucedido, pero espero pueda encontrar la paz y el perdón, porque aunque no ha sido su culpa, sé que siente que es así.
-Gracias Su Señoría.
El Juez asintió, se levantó de su lugar y salió de la sala.
Varios de los presentes que se quedaron en la sala eran madres o parejas de las personas que habían sido secuestradas, así que se acercaron a Dulce para darles las gracias por ayudarlos a cerrar un capítulo de su vida.
-Un gusto colaborar con usted, agente Espinosa –Cho extendió su mano.
-Gracias a usted por tomar mi llamada y aceptar ayudarme –estrecho su mano.
-Cuando se trata de justicia, siempre voy a aceptar –sonrió. –Nos vemos después agente Ryan –estrecho su mano antes de salir de la sala.
-Gracias por confiar en la policía cibernética –dijo la agente.
-Gracias por aceptar ayudarme, la verdad es que no sabía a quién más recurrir, pero imagine que para vender a la gente también usan el lado cibernético.
-Nunca dude en pedir ayuda, con gusto lo hare sin dudar –estiro su mano.
-Muchas gracias –estrecho su mano.
La agente Ryan salió de la sala, y Dulce sonrió cuando un hombre rubio de sonrisa cálida se acercó a ella.
-Agente Espinosa –estiro su mano.
-Señor Patrick Jane –estrecho su mano.
-Me he encontrado a su novia, es muy tierna, ojala ambas logren encontrar pronto la paz.
-Muchas gracias –sonrió.
Patrick poso su mano suavemente sobre el hombro de la pelirroja.
-Siempre tenga presente que usted no tuvo la culpa, mañana despertara y este solo será un trago amargo que con el tiempo solo será un simple recuerdo que ya no dolerá –y retiro su mano del hombro de Dulce.
Dulce parpadeo varias veces sintiéndose un poco extraña.
-Que tenga una buena vida, agente Espinosa, la merece –sonrió antes de alejarse.
Dulce lo vio irse y sonrió suavemente.
-¿Te sientes extraña? –pregunto Anahí cuando se acercó a ella.
-¿En qué sentido?
-No sé, pero después de que él se acercó, sentí como un peso quitarse de mis hombros.
-Tal vez no lo creas, pero él es a la única persona que recurriría si he sufrido un trauma.
-¿Por qué?
-Tiene una manera de manipular la mente de la gente –explico. –No te asustes, es una buena manera para ser conscientes de nuestro problema y después simplemente dejarlo ir.
-¿Así de sencillo?
-El de alguna forma llega al subconsciente, así que sí, así de sencillo –asintió.
-Bueno, vamos, es hora de ir a casa –la tomo de la mano. –Sabes que cuando se acercó a mí me pregunto si era tu novia.
Dulce rió.
-¿Y qué contestaste?
-Que no.
-Eso es cierto.
-¿Y cuándo lo seré?
-Aun no lo sé –dijo entre risas.
Anahí rodo los ojos.
-Grosera –golpeo su hombro.
-¡Mamás! –grito Karol bajando de la camioneta de Regina y corriendo hacia ellas.
Ambas mujeres se agacharon y sostuvieron a su adolescente hija en un abrazo.
-¿Ganaron?
-Ganamos, cariño –asintió Anahí.
-¿Y no estás triste? –Karol miro a Dulce.
-¿Por qué? –Dulce la miro confundida.
-Bueno, son tu familia.
-Tú y tu madre son mi familia, cariño –acaricio tiernamente su mejilla. –Solo ustedes.
-¡Gracias por lo que nos toca! –gritaron todas las chicas.
Dulce y Anahí rieron.
-¡Par de chismosas! –grito Dulce. –Anden, vamos, yo invito la comida.
-¡Comida gratis! –grito Lauren.
Dulce rodo los ojos.
-No te pregunte, ¿quieres venir? –miro a la ojiazul.
-¿Acaso ibas a llevar a alguien más? –enarco su ceja.
Dulce bajo la mirada y rió.
-Ya extrañaba tus celos sin fundamento, lo juro –entrelazo sus manos y dejo un suave beso en la sien de la rubia.
-Yo también ya te extrañaba –dejo un suave beso en su mejilla.
Dulce se sonrojo.
Anahí sonrió y recargo su cabeza en el hombro de la pelirroja, y así, ambas caminaron hacia la camioneta de Dulce.
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BIC (Buro de Investigación de California)
Días más tarde
Eran las once de la noche y el repiqueteo de unos tacones contra el suelo sonó por toda el pasillo atrayendo la mirada de todo el equipo de Dulce, pero cierta rubia sonrió al ver a la mujer que se acercaba vestida con unos tacones rojos y un abrigo beige que le cubría un poco debajo de las rodillas.
-¿Esa es nuestra señal para irnos? –enarco su ceja.
-Si gustas pueden quedarse, pero tengo entendido que es su hora de salida.
-Sí, ya nos vamos –contesto mientras terminaba de recoger sus cosas. – ¿Dónde está Karol?
-En casa de Regina, Valentina quiso hacer una pijamada con ella –se encogió de hombros.
- ¿Y la dejaste?
-¿Por qué no? Confió en mi hija, y bueno, yo también perdí mi virginidad a los catorce –dijo antes de alejarse.
-Esa mujer no tiene compasión –dijo la rubia.
Alison rió al ver la mirada de Emma.
-Bueno, nadie quería enterarse de eso –dijo Jade.
-Habla por ti, la verdad yo si quería saber –dijo Alison.
-¿Por qué? –Emily miro a su esposa.
-Simple curiosidad –se encogió de hombros.
-Ali tiene razón, todas teníamos curiosidad, no nos hagamos –hablo Lauren.
-Lo que sea –dijo Jade.
Todas tomaron sus cosas, cerraron bien sus cajones y caminaron hacia el elevador.
Anahí había entrado a la oficina de Dulce, pero en vez de encontrar a la pelirroja sentada en su silla frente a su escritorio, encontró una puerta parecida a la del baño abierta, así que se acercó y toco suavemente.
-Hey, Hola –sonrió Dulce.
-Hola –sonrió la rubia. – ¿Puedo pasar?
-Claro –asintió.
Anahí se adentró a aquella pequeña oficina.
-¿Qué es esto? –señalo la pizarra.
-El caso –dijo mientras seguía retirando las notas, fotos y recortes que había.
-¿Cuánto te llevo armar todo el caso?
-Quince años –respondió sin mirarla.
-¿Qué? –la miraba incrédula.
-Después de salir del hospital me aislé de todo y todos. Termine la secundaria, el reclutador me dejo quedarme con el apartamento pero nunca pude volver a él, así que viví un tiempo en casa de mis abuelos. Estudie la Universidad pero también entre a la academia de policía, tenía que juntar todos los recursos para poder encontrarte. Pensé mucho en ser asesina asueldo aunque no lo creas, pero no era justo.
-Y tomaste la decisión correcta al ser una agente de la policía –Anahí sonrió. –Te convertiste en la mejor –la miraba orgullosa.
-Gracias –también sonreía. –Ser policía no era mi sueño, la verdad nunca se me cruzo por la mente pero sabía que era la única forma de encontrarte y hacerte la justicia que merecías.
Anahi la miraba con atención y no podía evitar que el amor que sentía por aquella mujer creciera más y más.
-No importa que caso se me presentara, ni a quien rescatara, porque la verdad es que eso lo hacía por automático porque para mí mi objetivo siempre fuiste tú –la tomo suavemente por la cintura. –Yo solo estaba aquí por ti.
-Dul, me harás llorar –sus ojos se cristalizaron.
-Lo siento –se disculpó.
-No te disculpes –sonrió suavemente. –Gracias por venir a salvarme.
-Siempre intentare hasta lo imposible por mantenerte a salvo o para traerte de regreso como en este caso.
-Eres la mejor, mi cerebro y mi corazón no se equivocaron al escogerte.
-Tampoco me equivoque para escogerte, me has dado mucha felicidad, fuerza, valentía, esperanza, y una preciosa niña.
-Sí, pero esa la creamos las dos.
Dulce rió.
-Y hablando de eso –se alejó un poco de Dulce.
-¿Qué pasa? –la miro confundida.
-¿No quieres otro? –desabotono su abrigo.
Dulce la miro de arriba abajo sin poder creer lo que estaba viendo.
-Dul –Anahí comenzaba a ponerse nerviosa ante el silencio de la ojimarron.
La pelirroja no podía dejar de mirarla, así que sin pensarlo más, se acercó a la rubia y rompió la distancia en un hambriento beso. Los brazos de la rubia rodearon el cuello de la ojimarron acercándola lo más posible a su cuerpo.
-Te extrañe demasiado, Dul –dijo al romper el beso.
-Yo también, Any –acaricio tiernamente su mejilla. –Yo también –dijo antes de volver a besarla.
Las manos de la pelirroja la sujetaron un poco más fuerte de la cintura, la rubia dio un pequeño salto enredando sus piernas alrededor de las caderas de Dulce. La pelirroja salió de la pequeña oficina con la ojiazul en brazos y la recostó suavemente sobre el sofá que tenía.
-¿Estás bien con esto? –pregunto al romper el beso.
-¿No quieres? –enarco su ceja.
-No quiero incomodarte o que sientas presión por algo que pueda lastimarte.
Anahí sonrió tiernamente.
-Dul, sabían que si me hacían algo ibas a matarlos sin dudarlo
-Realmente lo hubiera hecho.
-Lo sé –asintió. –Siempre me has protegido. Siempre.
-Ese día…
-Fue una tontería –interrumpio. –No importa cuántas veces me demuestres que me amas solo a mí, mis inseguridades son demasiadas, Dul.
-Lo sé. Y realmente no me importa hacerte saber todos los días que a la única mujer que amo y siempre amare eres tú –puso un mechón rubio detrás de su oreja. –Solo tú –se acercó de nuevo hasta romper la pequeña distancia que las separaba.
Anahí comenzó a desabotonar la blusa de la pelirroja y se la retiro dejándola en brassiere. Bajo sus manos hasta la cinturilla de su pantalón, lo desabotono y Dulce le ayudo a retirárselos.
Ahora si ambas estaban solo en ropa interior.
-¿Solo mía? –pregunto Anahí.
-Solo tuya –respondió Dulce.
-Y yo seré solo tuya para siempre –volvió a besarla.
Ambas sonrieron en medio del beso y Dulce se dejó ir suavemente sobre la rubia pero sin dejar caer todo su peso. Poso su mano sobre el brassiere de la rubia y como se desabrochaba de enfrente fue mucho más fácil para ella retirarlo. Rompió el beso pero comenzó a besar desde sus mejillas hasta el valle de sus pechos mientras su hábil mano comenzaba a retirarle sus bragas.
-Tan hermosa como te recuerdo –susurro.
La rubia se sonrojo.
La ojimarron coloco su mano entre las piernas de la rubia y con su pulgar comenzó a jugar con su botón de placer.
-Dul –gimió.
-¿Sí?
-Por favor –suplico.
-Paciencia.
Dulce siguió dejando besos en el valle de sus pechos y después comenzó a bajar hasta colocarse entre las piernas de la rubia y paso lentamente su lengua entre sus pliegues.
-¡Dul! –grito.
La pelirroja sonrió.
Dulce jugueteo un poco con el sexo de la rubia antes de introducir lentamente un dedo, a lo cual el cuerpo de la rubia se tensó.
-Tranquila, relájate –dijo dulcemente.
Anahí solo asintió.
-Siempre me cuidas.
-Y es muy gratificante hacerlo –sonrió. –Bien, voy a comenzar, si duele, dime y parare.
-Bien.
Dulce comenzó a mover suavemente su dedo en el interior de la rubia arrancándole un sonoro gemido.
-Continua, no te detengas –rogo.
-Como tu desees –contesto.
Dulce siguió hasta introducir un segundo dedo y no tardo demasiado en sentir como las paredes de la rubia comenzaban a apretar sus dedos y segundos después llego a su orgasmo.
-¡Dul!
La pelirroja sonrió.
-¿Estás bien?
Anahí asintió.
Dulce la tomo suavemente por la espalda y las giro de tal forma que la rubia quedara sobre ella.
-Bien, es mi turno –susurro a su oído.
Anahi le quito el brassiere y también el bóxer, dejándola completamente a su merced. Se colocó bien a horcajadas de la pelirroja y ninguna de las dos pudo evitar gemir cuando el miembro de la pelirroja presiono contra el sexo de la rubia. La mano de Anahi bajo hasta el miembro de la ojimarron y comenzó a acariciarlo de arriba abajo arrancando varios gemidos de la boca de Dulce.
-Vamos, necesito que digas mi nombre –pidió mientras besaba su cuello.
-Any –gimió.
Dulce la sujetaba de las caderas para que no fuera a caerse.
-Any, por favor –rogo.
La rubia sonrió.
Anahí se levantó un poco, coloco el miembro en su entrada y bajo lentamente haciéndolas soltar un sonoro gemido cuando estuvo completamente en su interior.
-¡Dios! No sabes cuánto extrañaba esto –murmuro Anahí.
-¿Estás bien?
-Sí, solo… debo acostumbrarme de nuevo –rió suavemente.
-Tranquila, esto es como nuestra primera vez –susurro tiernamente.
-Nuestra primera vez por segunda vez –la miro con tanto amor.
Dulce sonrió y dejo un tierno beso sobre sus labios.
-Definitivamente también extrañaba esto –su voz sonaba entrecortada.
La ojiazul comenzaba a moverse de arriba abajo con la ayuda de Dulce quien la seguía sosteniendo de las caderas.
Ambas chicas volvieron a romper su distancia en un beso el cual era un poco desordenado debido a los movimientos. Siguieron así por varios minutos más hasta que Anahi sintió sus paredes apretar el miembro de la pelirroja y segundos después ambas llegaron a su orgasmo diciendo el nombre de la otra.
-¡Dul!
-¡Any!
Sus respiraciones eran aceleradas, los latidos de sus corazones iban demasiado rápido pero ninguna de las dos podía dejar de mirarse mientras se sonreían. Dulce se dejó caer sobre el sofá con Anahí sobre ella.
-Te amo, Dul.
-También te amo, mi amor –quito varios mechones rubios de su frente.
-Dilo de nuevo.
-¿Di que de nuevo? –la molesto.
-¡Dul! –se quejó.
La pelirroja rió.
-Te amo, mi amor –repitió.
-De nuevo –pidió.
-¿No quieres que lo grabe para que puedas repetirlo las veces que quieras?
-No es lo mismo.
-Te amo, mi amor –repitió de nuevo. –Te amo, amor de mi vida –beso castamente sus labios.
-También te amo, mi ardilla bebé –recargo su cabeza en el pecho de Dulce.
La ojimarron rió suavemente.
-Por favor nunca me digas así frente a las chicas.
-Mmm… lo pensare –dijo burlona.
Dulce rodo los ojos.
Su celular sonó y se estiro un poco para tomar su pantalón y poder sacar su celular.
-¿Qué sucede, Alison? –pregunto después de contestar y ver en el identificador de llamada que era la rubia.
-Lamento interrumpir tu luna de miel, pero tenemos un caso.
-Bien, ¿Dónde?
-Los Ángeles.
-¿Los Ángeles?
-Sé que es un trayecto largo, pero ya sabes, los criminales no descansan.
Dulce suspiro.
-Bien, dejare a Any en casa de sus padres y las alcanzo.
-De acuerdo, de todas formas apenas todas vamos para allá.
-Está bien –y colgó.
-Ya lo escuche, no tienes que decirme nada –se alejó de la pelirroja y se levantó para poder colocarse su ropa interior.
-Espera –Dulce la detuvo.
-¿Qué?
-Ellas pueden esperar –la hizo caer de nuevo en su regazo. –Y el cadáver también.
-Dulce –rió.
-Es cierto, no creo que vaya a moverse de su lugar.
-Eres imposible –golpeo juguetonamente su hombro.
-Lo sé –sonrió y la beso.
-Dul… –rompió el beso.
-Shhh –la beso de nuevo y por más que Anahí quiso detener el beso simplemente no pudo, cayó ante los encantos de su hermosa pelirroja y le siguió el beso.
Anahi tenía algo bastante claro; su historia de amor jamás seria perfecta, pero siempre estaría llena de amor, confianza, lealtad. Si, lo que había sucedido siempre sería un mal recuerdo, pero solo eso. No más. Nunca dejaría que aquello opacara su felicidad o que acabara con el inmenso amor que ella y Dulce se tenían.
La rubia sabía que Dulce no tenía culpa de nada de lo que había sucedido, pero también sabía que Dulce no lo veía de esa forma, así que la ayudaría a perdonar y perdonarse a sí misma por el bienestar de su salud mental y para poder seguir adelante. Para que siguiera siendo aquella chica con el alma más hermosa que había conocido jamás.
Ambas estaban de acuerdo que siempre harían lo que fuera la una por la otra, siempre estarían ahí cuando lo necesitaran, siempre harían lo que fuera para proteger a su pequeña familia. Dulce siempre haría lo que fuera para mantenerla a salvo de todo y todos. Nunca volvería a permitir que se la arrebataran de su lado. Ni a ella, ni a Anahí, ni a los hijos que tuvieran en un futuro.
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