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História Un golpe de suerte - Capítulo 1:La carta y la aparición del ángelvengador


Escrita por: fabiana_404

Notas do Autor


Foto de max ♥️

Capítulo 1 - Capítulo 1:La carta y la aparición del ángelvengador


Fanfic / Fanfiction Un golpe de suerte - Capítulo 1:La carta y la aparición del ángelvengador

Max no sabía que era lo que estaba haciendo exactamente, quería ser un buen chico y ayudar a la pobre Lily Price, que era tan timida que no era capaz ni de dejar una carta de amor anonima en un casillero...que cabe recalacar, estaba en un pasillo que en el primer periodo de clases estaba completamente desierto. Así que ahí estaba él, siendo un alma buena, después de todo ¿qué podía salir mal?


Caminaba con ese tipico andar despreocupado, el de alguien que ya no le teme a lo que pueda salir mal. En su mano llevaba un sobre rosa que contenía la carta, la que por cierto olía a fresas. Llego justo al casillero que buscaba, el 2-34, el casillero de Jason Cooper...el capitan del equipo de Soccer.


Max no conocía muy bien a Jason Cooper, pero lo había visto jugar en el campo y era realmente bueno, además de que era suficientemente valiente para aceptar que era atractivo. Era alto, de cabello castaño oscuro y con unos carismáticos ojos grises; aunque claro, todo eso era empañado con la arrogancía que desprendía.


Frunció el ceño y se concentro en su tarea. Tomó la carta y la posicióno en las pequeñas rejitas de la parte superior del casillero. No tenía mas que empujarla y todo estaría hecho.


—Pero mira que tenemos aquí.


Max dio un respingo y se giró bruscamente haciendo que el sobre rosa resbalara de sus manos. ¡santa mierda! Frente a él se encontraba nada mas y nada menos que Henry Miles, uno de los delanteros del equipo de Soccer y tras Henry...Jason Cooper.


—¿Qué estabas haciendo ahí?— Preguntó Henry con una sonrisa burlona.


—Ah...yo...— tragó en seco y trato de retroceder, pero su espalda topo con los casilleros. —Nada.


—Eso me huele a mentira— Jason dio un paso al frente . —¿Qué hacias en mi casillero?


—¡Me equivoqué! Si, eso...creí que era el mio. — las palabras salieron apresuradas de su boca, lo que dejaba en evidencía su mentira.


Ambos futbolistas compartieron una mirada de complicidad y dieron un paso más cerca. La vista de Henry se desvió hacia el suelo, en donde descansaba un sobre rosa, el cual en ese momento parecía estar pintado de neón o al menos era lo que Max creía ver.


—¿Qué es eso? — Henry se agacho para tomar el rectangulo de papel.


—¡No!— Max intento agacharse y tomarlo, pero la mano de Jason empujándolo contra el casillero se lo impidió.


"Estoy muerto" pensó Max, con sus lindos ojos azules abiertos de par en par.


—¡Oh por dios!—Henry solto una carcajada— Estabas dejándole una carta de amor a Jason.


Si Max creía que podía salir bien librado de todo aquello, empezaba a desistir de esa idea.


—Eso no es cierto.


—si, claro. —Henry abrió el sobre y sacó una hoja de papel igualmente rosa. —Todo el mundo sabe que tú eres una pequeña mariposita, así que no seria raro si estuvieras detras de Jason.


Claro que toda la escuela sabía de su orientación sexual. Lo sabía desde un año atras cuando Max había gritado en medio del pasillo "¡SOY GAY!", mientras Alice Jones, una chica que no lo había dejado en paz todo el bendito semestre, trataba de besarlo. Claro que Max no era el único chico homosexual en esa escuela, pero esa declaración pública lo había condenado.


—No estoy detras de nadie. —Se quejó Max inflando las mejillas. —Esa carta no es mía.


—¿Y entonces de quien es?— Pregunto Jason haciendo más presión en su pecho.


El chico de ojos azules apretó los labios y nego con la cabeza, sabía que lo mejor era soltar la sopa y confesar que la carta era de Lily Price, pero sabía que si lo hacia...Jason y sus amigos le harían la vida imposible a la pobre chica.


—Así que no piensas decirnos ¿eh?—Jason sonrió con malicia — Entonces asumire que es tuya y le diré a todo el mundo lo ridiculo que eres.


—No, por favor. — rogó inutilmente.


—Vamos Henry, lee la carta para saber lo que la pequeña mariposita quería decirme.


Henry asintió entusiasmado y se aclaro la garganta de manera exagerada. Max por su parte soltó un gemido lastimero.


—La carta dice así: "Querido Jason... —La voz fingida de Henry era graciosa y por poco hace que Max suelte una carcajada —Se que debería decirte esto en persona, pero no me atrevo a estar frente a tí sin que mi corazón se acelere y mi respiración se corte. ¿Es demasiado exagerado decir que te amo? Quizá lo sea, pero creo que realmente te amo. Y también aprovecho para decirte que eres el chico más guapo que he conocido en mi corta vida, tienes una sonrisa preciosa y encima eres talentoso...un chico perfecto.


Bueno, eso es todo lo que tengo para decir, y se que nunca te fijaras en mi, aun así seguiré pensando en ti mientras abrazo mi almohada por las noches, con amor...alguien que te admira...XOXOXO"


Tanto Jason como Henry se soltaron a reir a carcajadas y eso hizó que Max se enojara.


—Dejen de reirse, par de tontos.


Ambos chicos cesaron su risa y le dieron una mirada airada al de ojos azules.


—¿Pretendes que no nos riamos con semejante ridiculez?— Henry parecía realmente consternado. —Seguramente te da verguenza que Jason sepa que abrazas tu almohada imaginando que es él.


—Ya dijé que la carta no es mía.


—¿y de quién es entonces? — Jason parecia tener curiosidad, pero también podía estar fingiendo.


—De alguien que me pidió de favor que la dejara en tu casillero.


—¿Quién?


—No puedo decírtelo.


—Eso es porque es tuya y no quieres aceptarlo. —Henry estaba empeñado en hacer que Max aceptara que la carta era suya. Lo que no sabía, era que cuando Max tomaba una decisión, no había manera de cambiarla.


—¡No es mía! — se quejó— pero tampoco voy a decirles quien la escribió, en especial porque estoy seguro de que Henry le hará la vida de cuadritos a esa persona.


—Pues si no nos dices, seras tu quien pagué las consecuencias —Amenazó el tonto Henry.


Max vió en todas direcciones a lo largo de pasillo, este estaba completamente vacío ¿en dónde estaban los chicos que se saltaban clases cuando los necesitaba? ¿En dónde estaba Billy para salvar su trasero como siempre lo hacía? Aunque si era sincero consigo mismo, era bueno que Billy (su mejor amigo) no estuviera cerca, no quería meterlo en problemas y menos cuando quienes lo molestaban era miembros del equipo...al igual que su amigo.


—Has lo que quieras, pero no voy a decirles de quien es la carta. —Arrugó la frente viendo la expresión divertida de Jason y la furiosa de Henry. — y menos cuando aquí, el muy decerebrado Henry esta en plan de matón.


Cerro la boca de golpe al darse cuenta de lo que había dicho. No creia que llamar decerebrado al chico fuera algo inteligente.


—Ahora si, mariposita— Henry lo tomo del cuello de la camisa y lo levanto, casí haciendo que sus pies dejaran de tocar el suelo. —Voy a partirte esa estupida cara de marica que tienes.


Max le lanzó una mirada de auxilio a Jason, pero fue inutil, el muy bastardo dio un paso atras y se encogió de hombros.


—Golpearme no servira de nada...


—Creeme, a mi me servira para enseñarte que en ocasiones debes pensar antes de abrir la jodida boca.


Cerró los ojos y se preparo para recibir el puñetazo que le darían. Hizó una lista mental de todas las cosas que hubiera querido hacer... No es que fuera a morir, pero se sentía de esa manera.


"Por favor, que sea rápido" Pensó. De pronto el agarre en su camisa desapareció, perdió el equilibrio y calló sobre su trasero. Al abrir los ojos se quedo con la boca abierta.


Max siempre había tenido que lidiar con la mala suerte que parecía aderirse a él como una maldición, pero en ese momento , por un corto segundo, se permitió pensar que tal vez todavía le quedaba una chispita de buena suerte.


Ahí frente a él se encontraba la última persona que hubiera esperado ver.  Daemon Colter.


Existían las cosas increibles y luego las cosas extraordinarias y si alguien le preguntaba a Max, el hecho de ver como Henry Miles recibía un puñetazo definitivamente entraba en la categoría de extraordinario.


—¡Joder!— Gritó Henry al caer en el suelo, con la sangre empezando a escurrir desde su nariz. 

—Te lo había dicho antes— Dijó Daemon Colter con esa típica mirada frían que poseía— La proxima vez que te acerques a mi hermana, voy a romper hasta el último hueso de tu cuerpo ¿entendido?

—No es mi culpa que tu hermanita se una calientapollas —Gruñó Henry.

—¿Quieres morir?— Henry negó— entonces sera mejor que no vuelva a escuchar que te acercaste a mi hermana y lo preguntaré solo una vez más ¿entendido?

Henry asintió a pesar de estar furioso, pero era obvio que aunque lo intentara, jamás podría salir bien librado de una pelea con Daemon.

—Estas exagerando, hermano. — se quejó Jason mientras ayudaba a su compañero caído — Creó que le rompiste la nariz.

—No soy tu hermano y donde no saques a esa basura de aquí, voy a barrer el suelo con los dos.

Max observaba todo aquello con incredulidad. Se suponía que los miembros del equipo de soccer eran algo así como intocables, pero viendo a Henry y a Jason huir bajo la amenazante mirada de Daemon, demostraba que no eran tan increibles como fingían ser; al final del día eran simples mortales.

La vista de Max se desvió hacia Daemon. El chico era alto y con un semblante atletico y tonificado, probablemente se ejercitaba regularmente; su cabello era negro y sus ojos de un café oscurro que de lejos parecían negros. En sus brazo llevaba un tatuaje que llegaba hasta la muñeca, perecian flores y calaveras.

Daemon Colter lo había salvado de una paliza, era como un ángel vengador...

—¿Y tú que demonios me ves?

Aquellos ojos oscuros estaban puestos en Max y no, no eran nada amistosos. El pobre chico se retorció con miedo.

—¿A caso eres sordo?

—N-no...

—Entonces mueve tu patetico trasero y pierdete.

Max no se hizó de rogar y se puso de pie para marcharse, pero no sin antes tomar la carta que había quedado olvidada en el suelo y luego se hecho a correr.

A pesar de lo bizarro de aquella situación, no pudo evitar reir y agradecer mentalmente a Daemon Colter, de no haber sido por él hubiera terminado siendo  golpeado. Había escuchado algo sobre una hermana y no entendía de que iba todo el asunto, pero de verdad lo agradecía.


















—Cuando Billy se entere va a matarme. — sonrio más ampliamente y siguió corriendo en dirección hacía el salón de clases donde debía haber estado.



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